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Gabriel Ferraté, el hombre que fusionó Caixa Tarragona

El expresidente de la Diputació Josep Poblet y dos exalcaldes de Tarragona, Joan Miquel Nadal y Josep Fèlix Ballesteros, trazan el perfil del recientemente fallecido

17 febrero 2024 20:52 | Actualizado a 18 febrero 2024 07:00
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Visionario del mundo de la universidad, rector de la Universitat Politècnica de Catalunya, fundador y rector de la Universitat Oberta de Catalunya, director general de Universitats i Investigació, director general de Política Científica del Ministerio de Educación, Creu de Sant Jordi...

El reusense Gabriel Ferraté, fallecido el pasado domingo a los 91 años de edad, fue un referente en el mundo de la educación, pero también dejó una profunda huella en la economía tarraconense.

Primo del conocido escritor Gabriel Ferrater, también de Reus, Ferraté fue uno de los máximos responsables de la fusión en 2010 de Caixa Tarragona con Caixa Manresa y Caixa Catalunya que daría lugar a CatalunyaCaixa (Catalunya Banc), entidad que sería nacionalizada por el FROB apenas dos años después, en 2012, y absorbida posteriormente por el BBVA en 2016.

Ferraté fue presidente de la caja tarraconense entre 1995 y 2010, año en que se puso fin a seis décadas de existencia de Caixa Tarragona. Su gestión y la del director general de Caixa Tarragona, Rafael Jené, estuvo marcada por la polémica. La fusión a la que se vio abocada la entidad despertó, en su día, recelos en el territorio por la pérdida de influencia que supuso.

«A Gabriel Ferraté y Rafael Jené les tocó vivir un momento que, visto ahora con la perspectiva del tiempo, podemos calificar de inevitable: una gran concentración del sistema financiero en pocas manos y la disolución de las entidades pequeñas y medianas que no podían afrontar los retos de los nuevos tiempos», asegura el expresidente de la Diputació de Tarragona Josep Poblet.

La Diputació fue la fundadora de Caixa Tarragona, pero el presidente del ente provincial no formaba parte de la dirección de la caja.

Poblet recuerda que viajó junto a Jené y el entonces alcalde de la ciudad, Josep Fèlix Ballesteros, a Madrid para una reunión con un alto cargo del Banco de España: «Nos mostraron la buena salud que todavía conservaba Caixa Tarragona, pero nos dijeron que la caja tenía un tamaño y una musculatura insuficientes para aguantar las embestidas de los tiempos que venían».

Sigue Poblet: «Gabriel Ferraté era un hombre inteligente, un sabio, una persona que se anticipaba a su tiempo. El caso de Caixa Tarragona no era una cuestión que pudiese atribuirse a la presidencia o la dirección general. No es que no estuvieran a la altura sino que fueron unos protagonistas más de un tiempo de cambios».

«Era una persona de trato fácil y amable, con la que, como alcalde (de Vila-seca), compartí las inquietudes para crear la Escola Internacional del Camp, junto a otras personas que le acompañaban como Josep Maria Bach, el Vidal i Barraquer de Cambrils... Todo ese núcleo se conjuró para crear unos nuevos estudios universitarios», rememora Poblet.

El expresidente de la Diputació rescata entre risas una anécdota sobre Ferraté: «A una edad muy avanzada, con más de ochenta años, Ferraté conducía una moto de alta cilindrada. Yo no me hubiera atrevido. Era una persona muy singular y loable, un gran catalán, un gran académico y una muy buena persona».

Ballesteros tiene un recuerdo un tanto diferente al de Poblet sobre aquella reunión en el Banco de España. «En aquel entonces me sorprendió que Jené y Ferraté iban como a dos velocidades. Jené iba como una moto, decía que a la caja no le exigirían la fusión. Ferraté se dejaba llevar, no tenía datos. Intentaba convencernos a Poblet y a mi que lo de la fusión no era verdad», explica.

«Cuando nos reunimos con un subdirector general del Banco de España, nos dijo ‘o fusión o intervención’. Poblet y yo nos quedamos a cuadros. Cuando volvíamos a Tarragona, Ferraté, que era una persona superpositiva y siempre buscaba alternativas para mejorar el territorio y no quería que se perdiese la marca de Caixa Tarragona, aún nos decía ‘no tenemos que hacer mucho caso de lo que nos ha dicho el Banco de España’. Me sorprendieron esas ganas de tirar adelante pese a todas las evidencias».

A nivel personal, afirma Ballesteros, el trato con Ferraté «era superbueno, muy llano. Antes de tener una reunión contigo, se informaba mucho. El trato con él fue exquisito. Era una persona inteligente, generosa y respetuosa».

Imputados por subir el sueldo

Para Ballesteros, «una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida es no aceptar formar parte del Consejo de Administración de Caixa Tarragona. Si no hubiera estado imputado».

Alude a la acusación de administración desleal contra los 41 miembros del Consejo de Administración de la entidad fusionada por haber autorizado el aumento de sueldo del director general en plena crisis. Entre los acusados estaban Narcís Serra y el propio Ferraté. Los 41 directivos, entre ellos una decena de tarraconenses, fueron absueltos.

También estuvo imputado durante un breve plazo el entonces responsable del sindicato mayoritario de Caixa Tarragona, Pau Ricomà, posteriormente alcalde de Tarragona. Ricomà, como los otros sindicalistas, fue desimputado porque se habían opuesto al aumento de sueldo.

Preguntado sobre Ferraté al que conocía bien, Ricomà prefiere no hablar de aquella época.

Uno de los políticos más beligerantes contra Ferraté en la época de la fusión fue el exalcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal. En una entrevista al Diari publicada el 8 de julio de 2012, aseguraba que «Ferraté y Jené informaban mal de las cuentas de Caixa Tarragona» y que «no era lógica la posición de la caja en muchos temas: los costes de sus operaciones financieras no eran competitivos».

Hoy, casi doce años después, Nadal apunta que «el hecho de que yo mantuviera una discrepancia económica importante con Ferraté no impide que reconozca tres cosas. Una: era un gran conversador y una persona amable y cordial. Dos: era muy listo e inteligente. Y tercero: protegía mucho a Reus».

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