<iframe src="https://www.googletagmanager.com/ns.html?id=GTM-THKVV39" height="0" width="0" style="display:none;visibility:hidden">
Whatsapp Diari de Tarragona

Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
Diari
Comercial
Nota Legal
  • Síguenos en:

SMI-I: un salario mínim o inteligente

Necesitamos un modelo más realista y adaptado a las dinámicas del mercado

27 mayo 2025 17:24 | Actualizado a 27 mayo 2025 18:19
Se lee en 1 minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
0
Comparte en:

¿De verdad creemos que un joven de 16, 17 o 18 años sin experiencia debe cobrar lo mismo que un trabajador adulto con una década de experiencia a sus espaldas? Si la respuesta es no, entonces ha llegado el momento de reformular el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en España. Necesitamos un modelo más realista, más adaptado a las dinámicas del mercado laboral actual. Lo que proponemos es un SMI-I: un Salario Mínimo Interprofesional Inteligente.

Un SMI que no distingue entre edades y experiencia es un SMI excluyente. El sistema actual en España establece un único umbral de salario mínimo para todos los trabajadores, sin importar la edad ni la experiencia. Esta aparente equidad es, en la práctica, una barrera invisible para miles de jóvenes que quieren acceder a su primer empleo. ¿Quién arriesgaría contratar a alguien sin experiencia por el mismo coste que a un trabajador formado y rodado?

Los datos hablan por sí solos. España registra una de las tasas de desempleo juvenil más elevadas de Europa: un 26,6%. Mientras tanto, países que han optado por sistemas más flexibles, como Países Bajos (8,8%), Bélgica o el Reino Unido (14,2%), muestran cifras significativamente más bajas. ¿La clave? Un modelo escalonado de salario mínimo que se ajusta a la edad o nivel de experiencia del trabajador.

En Países Bajos, por ejemplo, el salario mínimo va aumentando progresivamente desde los 15 hasta los 21 años. Así, las empresas tienen incentivos reales para ofrecer primeras oportunidades, sin renunci ar a la sostenibilidad económica. En el Reino Unido, existen bandas salariales específicas para jóvenes y aprendices, adaptando el salario mínimo a las capacidades del trabajador en formación.

Incluso Alemania ha logrado contener el paro juvenil gracias a su exitoso sistema de formación dual, que combina educación teórica y práctica laboral desde etapas tempranas. Esto es un paso en la buena dirección, pero si no hay suficientes empresas dispuestas a aplicarlo con rigor, no funciona bien.

Lo que propongo con el SMI-I no es precarizar el trabajo joven, sino darle un marco legal más realista y funcional. Un sistema escalonado permitiría integrar mejor a los jóvenes al mercado laboral, ofrecerles un salario justo por su aportación real y abrirles la puerta al desarrollo profesional.

El debate no es cuánto vale una persona, sino cómo construir un modelo que permita que todos -también los que empiezan- encuentren su lugar en el mercado laboral. Un SMI-I es más justo con quienes aún no tienen experiencia y más sensato para las empresas que deben apostar por ellos.

Subir el SMI paulatinamente es un objetivo digno y necesario pero hay que evitar consecuencias no deseadas como la exclusión social de muchos jóvenes del mercado laboral. España necesita evolucionar su política salarial. No basta con subir el SMI: hay que diseñarlo con inteligencia.

Armand Bogaarts Emprendedor

Comentarios
Multimedia Diari