De ruta por Tarragona: la senda de los ausentes

Visitamos Marmellar. Hay quienes se empeñan en vincular con hechos paranormales esta villa de origen medieval abandonada al calor del fuego

24 abril 2024 20:59 | Actualizado a 25 abril 2024 07:00
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En 1976, un voraz incendio forestal se desató en la Bisbal del Penedés y se extendió rápidamente hacia Aigüaviva y la Juncosa del Montmell, devorando más de 2.000 hectáreas de terreno. Las llamas amenazaron a pequeñas comunidades y señalaron al mismísimo monasterio de Santes Creus.

La urgente necesidad de controlar el fuego movilizó una destacada fuerza de respuesta, que incluyó hidroaviones, avionetas militares, la Guardia Civil, soldados de infantería y bomberos provenientes de diversos puntos, como Reus, Valls y la Diputación de Barcelona.

Entre las áreas más golpeadas se encontraba Marmellar, cuyas casas fueron alcanzadas por las llamas, provocando su evacuación. En la ruta de esta semana visitamos esta villa de origen medieval, un pueblo abandonado al calor del fuego que hay quienes se empeñan en vincular con hechos paranormales.

¿Cómo un lugar en el que reina la paz ha sido tomado por cuna de lo paranormal?

Instrucciones de la ruta

Conducimos hasta la Juncosa del Montmell y, a continuación, nos dirigimos Aigüaviva por el Coll d’Arca. En el municipio tomamos la carretera TP-2442 en dirección a Sant Jaume dels Domenys hasta que podamos desviarnos a la urbanización de La Talaia.

A escasos minutos, a mano izquierda surge una pista forestal que cuenta con una suerte de aparcamiento. Este es el punto de inicio de la ruta, donde tomaremos la senda hasta Marmellar. Después de visitar el conjunto del despoblado, deshacemos nuestros pasos hasta el último cruce.

El camino es un recorrido de ida y vuelta consistente en un suave descenso

Allá donde una pista se adentra en el bosque encontramos un sendero estrecho que desciende al barranco en busca de la colina del castillo de la población. Así las cosas, repasamos su lecho hasta que divisemos la fortaleza.

La ascensión no se practica frontalmente a pesar de lo que pudiera parecer, sino que hemos de reseguir la pista hasta la unión con el sendero tan inclinado como breve que nos deja a las puertas del conjunto. Finalmente, volvemos o bien por el mismo lugar que hemos venido o bien tomando los caminos paralelos al de ida.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.

Desde el punto de vista de la dificultad, esta ruta es de dureza moderada por sus 10,6 kilómetros de distancia y 350 metros desnivel positivo o subida. El camino es un recorrido de ida y vuelta consistente en un suave descenso solo interrumpido por la ascensión a la colina presidida por los vestigios del castillo.

Por lo tanto, el tramo más demandante es deshacer el segmento que une Marmellar con su fortaleza, a su vez la parte más compleja técnicamente por los obstáculos que impone el barranco.

En cualquier caso, sólo se trata de un sendero estrecho con una inclinación media del 13%: una dificultad que desaparece si nuestro único interés estaba en visitar el despoblado del lugar.

Marmellar, ¿pueblo maldito?

En los confines de la provincia, en el sector occidental de la Juncosa del Montmell, se encuentra el despoblado de Marmellar, hoy conocido por si vinculación con un triste suceso que ha desatado la especulación de los aficionados a lo paranormal.

Las casas se alzan a 532 metros sobre el nivel del mar y linda con una riera del mismo nombre hoy seca. La primera noticia que tenemos de él es de la segunda mitad del siglo X, cuando el obispo de Barcelona le otorgó su carta de población.

Luego, en 2013, arrancaron las obras del patrimonio arquitectónico que el itinerario nos descubre: la iglesia, su castillo y la capilla dedicada a Sant Miquel que hay junto a la fortaleza.

He aquí algunos datos que arrojan luz sobre sus vecinos: en el año vivían 65 personas en él, mientras que, en 1970, pocos años antes del incendio, permanecían sólo 26.

La tragedia lo visitó en 1993, cuando fue encontrado el cadáver de una joven asesinada. A partir de entonces, los medios de comunicación denunciaron que el despoblado era utilizado por grupos satánicos para sus ritos.

Así pues, se repite un proceso que recuerda al de La Mussara: se construye un relato alrededor de un suceso que logra secuestrar la imagen del pueblo y convertirlo así en una de las cunas del misterio tarraconense.

Sin embargo, quienes lo visiten no hallarán un pueblo de ultratumba, sino las ruinas de una villa cubiertas por la vegetación. Desde luego, Marmellar no parecer ser lo que tantos se empeñan en mantener.

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