juanfran moreno marcelo
tarragona
El OCA Global Salou anda en una racha negativa de tres derrotas que no ha alterado su hoja de ruta. Es un equipo estable que acepta los malos momentos y trabaja con naturalidad para regresar a los buenos tiempos. Su temporada ha sido tan buena en líneas generales que está situado en una cómoda quinta plaza. Se lo ha ganado a pulso y encara estos últimos cuatro partidos con el objetivo de sellar su permanencia en la fase final por el ascenso.
Más allá de los buenos resultados, los mejores de su historia, el equipo de la Costa Daurada puede presumir de contar un plantel repleto de firmeza en el presente, pero también en el futuro. Cinco jugadores de la plantilla no superan los 23 años y eso habla mucho y bien del margen de proyección que hay por delante. Isaac Mayo, Iker Montero, Adrià Aragonés, Pablo Aso y Oliver Bieshaar son una columna vertebral sin techo alguno en el horizonte.
Los cinco están asumiendo un peso importante en la rotación e incluso siendo actores diferenciales cuando el contexto de partido se lo reclama. Isaac Mayo, por ejemplo, está promediando 15’38 puntos en lo que va de curso que le están ayudando a sobrepasar los 20 créditos de valoración. Unos números que le colocan como uno de los mejores jugadores de la categoría en un rendimiento tan brutal que hasta Muñiz, el técnico que ha elevado su nivel, sorprende: «Ha pasado con Mayo, pero con otros jugadores como Aguilar o Montero. Son jugadores que sabíamos el potencial que tenían, pero que incluso así nos han sorprendido con su talento» .
Mayo es el mayor ejemplo de juventud al poder, con 22 años tiene una media de valoración por encima de los 20 créditos
Este gran nivel no es una casualidad, más bien es una consecuencia del perfil de jugador que se fichó en verano, así lo explica su entrenador, Jesús Muñiz: «Nosotros hicimos una apuesta en verano que nos ha salido bien. Queríamos un jugador que estuviera dispuesto a trabajar a nivel profesional y que quisieran crecer con la misma ambición que lo hace el club. Jugadores que vinieran con hambre, con experiencia y con algo de talento. Está claro que la apuesta ha salido bien».
Un vestuario muy unido
Una de las claves para este gran rendimiento colectivo, incluido el de los jóvenes, se encuentra en el ecosistema que se ha generado. El vestuario es una piña y así lo expone el técnico de la Costa Daurada: «La plantilla tiene un feeling especial que hace que un jugador siempre aporte cosas cuando está en la pista. Cuando hay momentos que las cosas no salen, como le pasa a Pablo Aso al principio, los compañeros le han ayudado dándole su apoyo y eso le ha permitido completar grandes actuaciones». Precisamente, Aso es uno de los más jóvenes del equipo con solo 21 años y en su primera temporada en LEB Plata se ha asentado como una de las piezas interiores más utilizadas con 16 minutos media en la pista: «Sabíamos que era un jugador que iba a pelear por todo y que iba a aprovechar cualquier oportunidad».
Montero, Aragonès o Bieshaar son los otros jóvenes que han roto la puerta de la LEB Plata. Con ellos se compite y gana en el presente y sobre todo, se asegura el futuro.
