Un Nàstic reconocible desde la pretemporada

Dani Vidal ha conseguido en una semana darle su sello al equipo

31 julio 2023 07:26 | Actualizado a 31 julio 2023 07:27
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El Nàstic de Dani Vidal comienza a ser reconocible. En solo una semana de pretemporada ha conseguido transmitir a la plantilla las señas de identidad que quiere tener, sí o sí, en el equipo. Los que ya estaban la pasada temporada advertían por dónde iban los tiros. Aunque el técnico tarraconense tuviera que remendar deprisa y corriendo un plantel descosido por todas partes, puso las primeras puntadas de su marca personal. Un esbozo que ahora, con más tiempo, puede perfilar y trabajar sin prisa, pero sin pausa.

Vidal está aprovechando al máximo estas semanas de preparación. Las dobles sesiones dan sus frutos. Al menos, en los dos partidos que se ha podido ver hasta la fecha. Dos amistosos completamente diferentes. Frente a la Pobla, filial grana, era un entrenamiento más que exigía un perfil más protagonista. El Andorra, un conjunto de Segunda División, con talento a raudales para exhibir un fútbol asociativo muy ostentoso, pedía más grasa en las manos. En los dos, con sus matices, pudo reconocerse una idea en el Nàstic. Unas líneas marcadas sobre las que discurrirá el juego del conjunto tarraconense.

Dani Vidal es un entrenador disciplinado. Un técnico intenso, solo hace falta ver cómo vive los encuentros en la banda técnica, y entregado. Y así es como quiere que sean sus futbolistas sobre el verde. Incansables. Apasionados. Concentrados en aplicar todas las premisas técnicas y en mantener el orden sobre el campo. Es indiscutible que para el preparador grana la disciplina, casi militar, en no perder la posición ni la concentración son determinantes. Tanto como para no dejar escapar los partidos. Sucedió ante el Andorra. Cinco minutos de distracción, de dar el choque por cerrado, supusieron tirar a la basura la notable actuación que tuvo el equipo hasta ese momento.

Hubo fases del partido, que para el momento de la pretemporada en la que está todavía el Nàstic, el cuadro tarraconense rozó el excelente. En la presión, por ejemplo. La coordinación de todo el equipo para apretar en la salida del balón del Andorra fue sorprendente. No llevan ni dos semanas juntos y evidenciaron conocer muy bien los movimientos corales. A la hora de dar un paso adelante, de retroceder dos para tapar un espacio libre o incluso de replegar, después de ver cómo los pirenaicos superaban la primera línea. Todo el sistema se acopló bien para impedir que el Andorra pudiera darle rapidez a la circulación de balón. La dupla Borja Martínez-Montalvo en la medular fue de lo más coordinado. Se entendieron a la perfección. Como Unai Dufur y Pablo Trigueros. Incluso en los fallos de marca tuvieron la capacidad para saber rectificar. Ahí está la recuperación del central navarro para llegar a tiempo, tras un error propio, y sacar el balón sobre la misma línea.

Letalidad

Le faltó ese punto de maldad. De transitar los últimos metros ofensivos con ese salvajismo del que siente que le va la vida. Claro que se trata de un partido amistoso y esa cualidad no se espera. Todavía. Pero no está de más comenzarla a tratar. Afilarla.

De momento, los únicos que han exhibido ese punto de ‘killer’ han sido Jaume Jardí y Gorka Santamaría. En la primera ocasión que han tenido han anotado. El delantero reusense aprovechó una pérdida del balón del portero para ponerla en la red. El ex del Badajoz se estrenó como goleador ante la Pobla. Frente al Andorra no compareció por unas molestias físicas que no deberían impedirle participar en los próximos amistosos previstos.

Aún falta para la temporada y los partidos obligan a registros diferentes. Pero si algo parece claro es que este Nàstic quiere convertirse en el feo del grupo 1 de Primera Federación. Un equipo incómodo. Que te someta con la intensidad y la colocación. Que no te deje respirar. Un equipo que si el rival se despista sea letal. De momento, los despistes han sido más granas. Pero todavía queda un trecho.

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