Sensores para nuestro día a día

EOX Sense, una spin-off de la URV fundada por Pascal Blondeau, Pär Blanking y Francisco Andrade, quiere llevar los sensores biomédicos a nuestras vidas más cotidianas

15 junio 2022 16:56 | Actualizado a 15 junio 2022 17:07
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Pascal Blondeau (Le Mans, Francia, 44 años), Pär Blanking (Växjö, Suecia, 40 años) y Francisco Andrade (Buenos Aires, Argentina, 52 años) son los impulsores de EOX Sense, una spin-off de la Universitat Rovira i Virgili (URV) constituida como empresa startup a principios del pasado mes de marzo y surgida del grupo de investigación en nanosensores del departamento de Química Orgànica i Analítica de la Facultat de Química de la URV.

Su propuesta es llevar a los productos de uso cotidiano el fruto de su investigación en la URV: «una nueva tecnología para hacer sensores químicos más robustos, compactos y económicos», explica Francisco Andrade, cofundador de esta startup participada por la URV. Desarrollada en los laboratorios de la URV en el campus Sescelades de Tarragona, esta tecnología, que han patentado, «nos permite generar datos bioquímicos de forma muy simple y accesible para la gente», prosigue Andrade.

«Con la pandemia, la gente empezó a hacerse tests bioquímicos en casa», explica Francisco Andrade en alusión a las pruebas de antígenos que pueden adquirirse hoy en cualquier farmacia, abriendo la puerta a un cambio cultural que, en opinión de los impulsores de esta startup, es ya imparable.

La tendencia: «En unos años va a ser muy frecuente hacerse tests en casa»

«En unos años -vaticina Andrade- va a ser muy frecuente hacerse tests en casa para medir cosas de manera más sencilla», abriendo el camino al despliegue de la telemedicina y al modelo de salud 4P (Personalizada, Predictiva, Preventiva y Participativa), que solo es posible con plataformas tecnológicas capaces de monitorizar la salud de las personas de forma remota.

En su modelo de negocio, que describen como ‘modelo Intel’, no buscan llevar un producto acabado al mercado, sino cerrar acuerdos estratégicos con empresas que quieran desarrollar sus propios productos, usando sus sensores para medir parámetros químicos.

Medidores de glucosa de contacto (sin necesidad de pinchazos), sensores integrados en wearables (dispositivos ‘vestibles’ como los relojes inteligentes o las nuevas prendas sensorizadas que ya están en camino), botiquines digitales pensados para la telemedicina, parches pegados a la piel... el denominador común de cualquiera de las aplicaciones que contemplan es que sea «simple, muy robusto e inclusivo, con sensores muy económicos y accesibles, de escala masiva», explica Francisco Andrade.

Ganadores de la séptima edición de los Premis Gresol Jove al Talent Emprenedor en la categoría ‘Talent Acadèmic’, los próximos pasos de esta startup, tras arrancar de manera provisional en el campus Sescelades de la URV, son buscar una ubicación en el entorno de Tarragona, «donde vamos a tener la sede principal por mucho tiempo -avanza Pär Blanking-, aunque con una presencia más fuerte en Barcelona», que es donde se encuentra el grueso de su mercado potencial.

Cuentan que se encuentran ya muy cerca de disponer de un producto mínimo viable que, «con el nivel de financiación adecuado», podría llegar al mercado en un plazo de dos años. Tras una primera financiación pública, buscan ahora una financiación mixta, accediendo a una ronda de inversión en la que aspiran captar entre 300.000 y 400.000 euros para personal e infraestructura.

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