Isabel tendrá que guardar el hacha

19 febrero 2024 20:56 | Actualizado a 20 febrero 2024 14:00
Xavier Fernández José
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Las elecciones gallegas han supuesto un triunfo indiscutible del PP y, en especial, de su líder, Alberto Núñez Feijóo. Algunas encuestas aseguraban que habría vuelco y que el BNG y el PSOE sumarían para desbancar al PP. De nuevo era el PP contra todos, algo que deberían analizar los estrategas populares. ¿Cómo es posible que solo la ultraderecha y la minúscula Coalición Canaria quieran pactar con un partido que presume de ser de centro derecha? De derechas, sí, pero también «de centro».

El que más se jugaba era Feijóo. De haber perdido el poder en su Galicia natal, no hubieran tardado los terminales mediáticos de la lideresa Isabel Díaz Ayuso en pedir su cabeza. La propia Ayuso debía estar la noche del domingo afilando el hacha para cortarle la cabeza al nuevo líder de su partido, como ya hizo con el que fuera amigo suyo, Pablo Casado.

Ayuso lanzó ayer su propio análisis del resultado del domingo: «Feijóo 40, Sánchez 9» y aseguró, en alusión al presidente del Gobierno, que «un político normal dimitiría esta misma mañana». Habrá que hacerle caso. Una persona que atribuye la sequía en Catalunya a que se prohibieron las corridas de toros (sí, tal cual, búsquenlo en Google) tiene una profunda y sagaz capacidad interpretativa de la realidad.

En una cosa tiene razón Ayuso: en que los resultados del PSOE son desastrosos. Suponen una derrota autonómica más. Los socialistas nunca habían tenido menos escaños en el Parlamento gallego. Solo nueve. ¿Pero la debacle es por culpa de la amnistía? No. De ser así los votos hubiesen volado del PSOE al españolísimo PP y han ido a parar, por contra, al BNG, que defiende con más ahínco que el propio Sánchez la reconciliación con el independentismo.

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