Crece en Tarragona la venta de sofás y colchones por el desgaste en la cuarentena

El mobiliario del hogar ha salido malparado por tantos días de confinamiento, incluidos los «destrozos» de los niños. Sube la compra de tresillos, sillones, butacas, camas y dormitorios

27 mayo 2020 18:06 | Actualizado a 28 mayo 2020 08:46
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Tampoco el mobiliario ha resistido a estos más de dos meses de duro confinamiento. Los sofás son parte de la lista de damnificados por el encierro forzoso de las familias: horas y horas de yacer, demasiado tiempo viendo series para combatir el aburrimiento por no salir a la calle y, en algunos casos, objeto de ese vandalismo doméstico de baja intensidad que ejercen los más pequeños de la casa. 

La desescalada también ha generado un incremento de las ventas de sofás, colchones y otro mobiliario del hogar, desgastado por tanto uso. «Hemos notado un aumento de las ventas. Imagino que al estar en casa tanto tiempo la gente se ha dado cuenta de que tiene que comprar algo de más calidad, que los sofás tienen que ser cómodos. Llevamos dos semanas abiertos y ha sido una locura», explica Jesús Septién, gerente de Muebles Abitare Tarragona (Catalunya Mobel), una tienda de grandes dimensiones ubicada en la N-340.

Septién apunta a un incremento del negocio que ronda aproximadamente el 40%, resultado de ese ímpetu inicial tras el confinamiento por renovar los muebles de casa, en algunos casos maltrechos por el uso y abuso. «Muchos han roto sofás de estar tanto tiempo en ellos, les han dado mucha tralla. O quizás ya estaban viejos y esto ha sido el remate final. Hay gente que me ha dicho que lo ha rajado totalmente de tanto usarlo», cuenta Septién, que sostiene que «se han hecho muchos presupuestos y ha habido una gran afluencia de gente». 

En OK Sofás, una marca con tiendas en Tarragona y Reus, también han notado esa tendencia sobrevenida al alza. «Hemos vendido bastante. Está yendo genial, notamos que la gente tenía ganas de gastar y de salir a la calle. Quizás han visto lo que hay en casa y han decidido que algunos muebles se tiene que renovar porque han quedado maltrechos. Dos meses usando el sofá acaban deteriorándolo, sobre todo todo aquellos que, de entrada, ya estaban algo castigaditos. En ocasiones son los niños los que han estropeado el tresillo o el sillón de turno», cuenta Chicho Díaz, del establecimiento en Tarragona.

Sofás, colchones y butacas se están sustituyendo estos días, pero también está teniendo tirón el cambio del dormitorio juvenil. Díaz se encuentra, además, con la urgencia por hacer esa sustitución esperada desde hace semanas: «Se vende más lo que está en exposición que por pedidos nuevos, así que es perfecto, porque así vamos renovando el stock. La gente se lo quiere llevar rápido». 

Un alivio económico
La inercia positiva supone, al menos, un alivio después de la bofetada que comportó tener que cerrar los establecimientos, resignarse a los nulos ingresos y encomendarse a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo para sobrevivir. «Lo hemos pasado mal. Ahora esperamos que esto no sea un espejismo», reconoce Jesús Septién. Cinco de los diez empleados siguen incorporados en el ERTE, pero la previsión es que puedan volver al trabajo lo antes posible. «Estábamos asustados pero esto nos ha tranquilizado», dice Chicho Díaz.

También en Max Colchón, en el polígono de Les Gavarres, festejan la reciente vuelta a la actividad. «Está yendo muy bien. Pensábamos que las primeras semanas estaríamos solos, pero no ha sido así, incluso ha habido colas. Ha habido de todo, gente que ya necesitaba cambiar el colchón y no pudo porque cerramos cuando se decretó el estado de alarma y otros que se han dado cuenta estos días de que hacía falta una renovación en casa», explica Nerea. En este negocio, la época fuerte de ventas llega en julio y agosto, si bien es verdad «que lo que estamos viviendo ahora no tiene nada que envidiar al verano, que es cuando normalmente notamos más incremento», explica Nerea. 

En Mobles Plana, otro comercio de interiorismo ubicado en la Avinguda Prat de la Riba de Tarragona, notaron el incremento de ventas únicamente al principio. «Fue algo de los primeros días. Nos vino mucha gente explicándonos que se les había estropeado el sofá y que lo querían cambiar, pero ahora todo se ha estabilizado», explica Rafael, el administrador. «Nos está yendo bien, hay movimiento de gente, aunque en nuestro caso ya éramos optimistas y pensábamos que la reapertura podría funcionar», cuentan desde Divan, en Reus. Más allá del colchón y del sofá en sus diferentes formatos –del tresillo al sillón– como reyes de esta redecoración imprevista de la casa, canapés, sillas o lámparas son otros artículos del hogar que viven días renovación. 

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