El “caso Banca Catalana” y la fortuna de la familia Pujol ha estado nuevamente al centro de un interesante debate en el que participaron los dos fiscales del caso: Carlos Jiménez Villarejo, que fue Fiscal Jefe de Catalunya y Fiscal Anticorrupción (se presentó a las elecciones Europeas por Podemos) yJosé María, que fue Fiscal Jefe de Catalunya después de Villarejo, que se presentó en las listas de ICV. Ambos habían pertenecido de jóvenes al PSUC, el partido comunista catalán. Banca catalana fue el «pecado original» de Jordi Pujol.
El debate surgió en la presentación del libro que publica Península, titulado “Banca Catalana: caso abierto”, escrito por un periodista de “El País”, Pere Ríos, quien durante muchos años ha hecho información de Tribunales. La sala donde se presentó en Barcelona estaba completamente llena, con la presencia de dirigentes socialistas como Pere Navarro, de Iniciativa, como Joan Herrera, diputados, magistrados y fiscales de tendencia izquierdista y periodistas.
Mientras en el Parlament de Catalunya seguían declarando la exesposa de Jordi Pujol Ferrusola y otros relacionados con el enriquecimiento de la familia Pujol, en La Casa del Libro se hablaba del “injusto enriquecimiento” de esta familia en Banca Catalana. Los dos fiscales, Mena y Villarejo, afirmaron que Jordi Pujol cobró al menos 86 millones de dividendos de Banca Catalana cuando ésta ya estaba en pérdidas, lo que estaba tipificado en el código penal. El caso, dijo Villarejo, era semejante al que años después se aplicó a Mario Conde por Banesto.
Como se recordará, de los 41 magistrados que componían el pleno la Audiencia Territorial de Barcelona, 33 votaron contra el procesamiento de Jordi Pujol y 8 a favor. Los fiscales acusaron a algunos magistrados quienes votaron a favor de Jordi Pujol sin ni siquiera leerse el sumario. El sumario, además, fue instruido por un juez de lo Civil, Ignacio de Lecea, que desde hacía 20 años no había instruido ningún sumario penal. Era farragoso, reiterativo y muy voluminoso. Se hacía difícil leerlo, cunado además los magistrados procedían de salas de lo civil, lo mercantil y lo contencioso-administrativo. Se enfrentaban en un caso del que no tenían mucha competencia. Entre los años 1984 y 1986 en que se instruyó el caso Banca Catalana el ambiente general era que la magistratura no quería “ser utilizada políticamente” y consideraron que la querella, debido además a la ideología de los dos fiscales, estaba politizada, pues se creía que era un caso de pugna política entre PSOE y Convergència.
No es cierto, dijo Villarejo, lo que declaró Francesc Cabana, cuñado de Pujol, que “los fiscales no entendían de economía”, pues estuvieron asesorados “siempre” por técnicos del Banco de España.
Cuando los fiscales plantearon la querella al Fiscal General, Burón Barba, este la autorizó con dudas, pero no así el Gobierno de Felipe González que no tuvo nada que ver. “Los fiscales trabajaron con total independencia y en ningún momento el gobierno nos dijo nada”, dijeron. Por lo tanto, “es falso que el gobierno de Felipe González fuera el instigador de la querella. Al revés, no la quería”. Tanto es así que el siguiente Fiscal General, Javier Moscoso, rechazó y no cursó el recurso que interpusieron los dos fiscales al acuerdo de la Audiencia Territorial de Barcelona de no procesar a Pujol. Moscoso era más dúctil al poder político.
Pujol no puede hablar de “honor”, a causa de su “enriquecimiento injusto”, ni de “indignidad” del gobierno socialista de Felipe González. Luego se ha visto que el tiempo ha colocado a cada uno en su sitio. Los fiscales dijeron que habían sido perseguidos de manera sistemática con pintadas en sus casas, llamadas anónimas de madrugada, etc.
El “caso Banca Catalana” supuso un enriquecimiento “ilícito” de Jordi Pujol que era el accionista mayoritario con el 15 por ciento de las acciones: 1) por cobrar dividendos cuando el banco tenía pérdidas, y 2) por vender las acciones a buen precio antes de la quiebra del banco. Banca Catalana costó al erario público más de 350.000 millones de pesetas (más de 2.000 millones de euros de hace 30 años).
En cuanto a una posible relación entre Banca Catalana y el llamado “legado” de Jordi Pujol de su padre, “técnicamente” no se puede demostrar, dijeron los fiscales, aunque muchos que han investigado el caso así lo creen.José María Mena, que calificó a Pujol de “viejo iracundo patriarca”, afirmó que “no hubo ningún legado del padre de Pujol a este”, y citó la declaración del cuñado Francesc Cabana al respecto. Toda la familia se enriqueció, dijo Mena. Pujol depositó sus acciones en Fundació Catalana, pero a través de sociedades interpuestas. Los patronos de la Fundación eran todos los querellados por el caso Banca Catalana. La Fundació quedó en el aire.
En estos momentos, con la apertura de sumarios sobre la familia Pujol vuelve a retomarse el caso de Banca Catalana. Por eso sigue siendo un “caso abierto”.