Whatsapp Diari de Tarragona
  • Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
    Diari
    Comercial
    Nota Legal
    • Síguenos en:

    ‘Què volen aquesta gent?’

    25 agosto 2023 18:36 | Actualizado a 26 agosto 2023 07:00
    Josep Moya-Angeler
    Participa:
    Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
    Comparte en:

    María del Mar Bonet cantaba con oportuna dureza Què volen aquesta gent?, refiriéndose a la brutal entrada de la policía en un piso del que el hijo de la familia acabó tirándose por la ventana. Murió. La vigencia de la pregunta es total. Què volen aquesta gent? la podemos aplicar esta semana a los políticos, empecinados en engañar a la ciudadanía. Llaman a la puerta catalana porque quieren solucionar así sus problemas. Los suyos. No los de Catalunya. Mercadean para solucionar lo que las urnas no han solucionado.

    La situación es absurda, pero una cierta clase política la viste de oropeles. Otros políticos creen que Sánchez está dispuesto a perdonar lo que no existió (una proclamación de independencia), cuando lo que existió es que el Parlament dio luz verde al Govern para proclamarla, cosa que no llegó a ocurrir. Pero para denigrar al rival, y de paso a este pequeño país, se dice lo que haga falta. Y se repite hasta desvirtuar la realidad.

    Dos partidos políticos se obstinan en pretender el Gobierno de España, sin que ninguno de los dos tenga la fuerza suficiente, porque hay partidos periféricos que niegan apoyos a ambos

    Dos partidos políticos se obstinan en pretender el Gobierno de España, sin que ninguno de los dos tenga la fuerza suficiente, porque hay partidos periféricos que niegan apoyos a ambos lados. Lo peor es que ambos protagonistas confirman lo que todos sabemos y callamos: que España está dividida en dos. Y que dentro de ambas mitades hay un punto en común: conquistar a las fuerzas políticas catalanas por la vía de las eternas promesas que jamás se cumplen. Son los que se obstinan en que Catalunya la mitad de la ciudadanía estaba enfrentada a la otra mitad. Y algunos pregonan que ya lo han solucionado. Una irrealidad. Ni hemos estado en liza ni ahora nos abrazamos por las calles. Catalunya es lo que es, un país muy civilizado y realista.

    Por otra parte, los socialistas españoles leen a su antojo los resultados de las elecciones pasadas, en que obtuvieron muchos e inesperados votos en Catalunya. Ocultan la realidad de que esos votos proceden de votantes de ERC y de Junts que, ante la posibilidad de que PP y Vox gobernaran, trasladaron sus votos al PSC.

    Nada más sencillo. Nada ha cambiado, pues, en Catalunya. Tan sólo que muchos votos han sido para evitar un mal mayor. Porque las promesas de PP y Vox respecto a los catalanes asustaban a muchos. Vox, manu militari, promete borrar la autonomía, entre otras medidas.

    No es que el PSOE presente un futuro maravilloso, viniendo de donde viene: apoyo al artículo 155, promesas incumplidas, dilaciones, engaños y mucho humo. Por no hablar de la castradora Loapa. Sin embargo, en principio, parece que ERC está dispuesto a darle su apoyo. Ya lo hizo con Puigcercós aprobando por dos veces los presupuestos de Rodríguez Zapatero. Y Junqueras jugó, con su pretendida amistad con Sáenz de Santamaría, a entenderse de alguna manera con el gobierno de Rajoy.

    Las dos Españas enfrentadas en las urnas, partido en dos el Congreso, no parece que haya solución inmediata. Unas nuevas elecciones no garantizan que la división se resuelva

    No le sirvió de nada su ambigüedad en Madrid. Junts, siempre propicios a «el peix al cove», parece más adolorido de los golpes recibidos cuando el referéndum, lo que inclina a pensar lo difícil que le será a Sánchez obtener su apoyo.

    Ganarse la confianza de los catalanistas resultará tarea más que ardua. El memorial de agravios es tan considerable, las balanzas económicas están tan desigualadas, y eso gusta tanto en el resto de España, que dudo de si Sánchez tiene capacidad e interés para hacer borrón y lista nueva.

    Así las cosas, las dos Españas enfrentadas en las urnas, partido en dos el Congreso, no parece que haya solución inmediata. Unas nuevas elecciones no garantizan que la división se resuelva. Pero lo peor no es que un escaño arriba o un escaño abajo pueda solucionar el problema de fondo, que es nada menos la división histórica de un país que cada vez que llama a la puerta de Catalunya, sus ciudadanos pueden preguntarse con temor «què volen aquesta gent?».

    Comentarios
    Multimedia Diari