El periodista inglés Thomas de Quincey escribió con humor ácido: «Si un hombre se deja tentar por un asesinato, poco después piensa que el robo no tiene importancia, y del robo pasa a la bebida y al final a no respetar los sábados».
La sentencia quizá podría aplicarse a Netanyahu, aunque vuelta al revés. Sabemos al menos que tiene causas judiciales por corrupción y que es responsable de genocidio.
Solo le ha faltado el aliento de Donald Trump para expulsar de Gaza al pueblo palestino. Ya que no ha podido acabar con Hamás, como prometió, puede llevar al exilio a todos sus habitantes. Si cree que con las armas logrará una paz estable, debería meditar en lo que dijo Talleyrand: «Las bayonetas sirven para todos menos para sentarse sobre ellas».