Speedwatching. El año en que aprendimos a verlo todo a doble velocidad

Tienes un día muy estresante, sales de casa con diversos mensajes de audio de WhatsApp de diez minutos cada uno. Mientras vas hacia el transporte público pones los audios a doble velocidad para poder escucharlos todos antes de llegar a la oficina. Por la tarde te avisan de que tu artista favorito ha sacado nuevo álbum y decides ‘degustarlo’ por encima y lo escuchas a también a doble velocidad. Y te dices, suena bien, ya lo escucho con más calma este fin de semana. Y llegas a casa por la noche y tras cenar decides ver los dos nuevos episodios de tu serie favorita. Eso sí, te das cuenta de que ya son casi las once y no puedes ‘gastar’ dos horas porque tienes que levantarte pronto. No hay problema, seleccionas en el reproductor una velocidad más rápida y los acabas viendo en solo sesenta minutos. Llegas a la cama a la hora que habías planificado inicialmente. Eso sí, la pregunta es, ¿te has enterado de los detalles de estos episodios? ¿Has escuchado bien la letra del nuevo disco de tu músico preferido? Y finalmente, ¿has entendido bien los detalles de los mensajes de audio que te han dejado tus amigos?

Pues si te sientes representado por todo lo que estás leyendo es porque formas parte de una tendencia conocida como speedwatching. O lo que es lo mismo, mirar a velocidades de vértigo todo tipo de contenidos. Así se puede seleccionar desde una velocidad de 1, 1.25x, 1.5x y 2x (entre un 25% y el doble más rápido que lo normal).

Los primeros en introducirlo fueron los creadores de YouTube en 2010. Después vinieron las otras aplicaciones, como WhatsApp o Telegram, TikTok, Netflix o Amazon Prime Video. Y atención a los datos, según Google, los usuarios ahorraron un promedio de más de 900 años de tiempo por día al mirar vídeos a velocidades más rápidas. Una cifra absolutamente desbordante. Y con el consumo de podcast pasa algo similar. Un 10,48% de los usuarios de la plataforma iVoox han escuchado los capítulos a una velocidad acelerada en España este 2023.

Esta tendencia está aumentando especialmente en los grupos de adultos jóvenes y adolescentes. ¿Pero por qué crece tanto? Pues por falta de tiempo, las ganas de intentar abarcarlo todo y la ansiedad de una sociedad acelerada. También el miedo a perderse algo, o lo que en inglés se ha bautizado como el fenómeno FOMO (Fear of missing Out). De hecho, algunos expertos ya denominan a estos jóvenes como la generación faster (más rápido).

Y en este punto, otra pregunta que nos planteamos es si este tipo de tendencias pueden ser peligrosas para los usuarios. Y la respuesta es que, si esta práctica se convierte en un hábito, puede mermar la capacidad de atención y comprensión, especialmente entre los más jóvenes, según afirman los especialistas. Y es que adquirir conocimientos a esa velocidad tan bestial en etapas muy tempranas, en las que el cerebro se encuentra en una fase de construcción, puede hacer que se pierdan detalles y datos muy importantes para el futuro de ese individuo. Además, esta vorágine de información puede acarrear problemas en la atención, concentración, retención, memoria o la crítica, entre otros. Esto es lo que aseguran algunos estudios como el de la Asociación Americana de Psicología.

Lo que está claro es que la capacidad de atención de adultos y niños está cayendo en picado y cada vez nuestro cerebro se aburre antes si no hay estímulos. Gloria Mark, profesora de la Universidad de California lo descifra en su libro Lapso de atención. En él explica que en 2004 la atención media de una persona leyendo en una pantalla era de dos minutos y medio. Pues bien, en 2023 la capacidad de concentración es solo de 47 segundos. La investigadora de este proyecto afirma que cuando nos distraemos y estamos realizando una tarea concreta, nuestra atención tarda 25 minutos en recuperar la concentración en dicha actividad original que estábamos haciendo. La conclusión es que nos cansamos antes y necesitamos nuevos estímulos también antes. Si continuamos con esta tendencia, ¿cuánta capacidad de concentración tendremos en 2053? Pues tal vez unos diez segundos. Un dato tan aterrador que nos tiene que hacer reflexionar sobre lo que estamos haciendo con nuestro cerebro. Y mientras reflexionan me voy a ver mi serie favorita, esta vez a velocidad normal. Yo ya me estoy desenganchando del speedwatching. ¿Y ustedes?