Una moción de pólvora mojada

La fragmentación de la oposición ha permitido al PP seguir gobernando pese a los nuevos escándalos de corrupción

19 mayo 2017 15:30 | Actualizado a 25 noviembre 2020 18:57
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Poco tiempo se ha necesitado para tener la certeza de que la moción de censura a Mariano Rajoy anunciada ayer por Unidos Podemos no tiene ningún recorrido. Casi de forma inmediata a la comparecencia de Pablo Iglesias, los socialistas anunciaban su negativa a dar apoyo a los podemitas, mientras Ciudadanos hacia lo propio. El sistema parlamentario español está pensado para evitar las mociones de censura de salto al vacío. Las mociones deben presentarse en positivo, es decir, con un candidato alternativo que, para salir elegido en sustitución del presidente censurado debe obtener la mayoría absoluta de la Cámara. Es evidente que la iniciativa de Unidos Podemos estaba condenada al fracaso desde un principio, sobre todo si tenemos en cuenta que el ataque a Rajoy coge a los socialistas en pleno proceso de primarias y todavía con las heridas abiertas precisamente por el fratricida debate interno que costó la cabeza de Pedro Sánchez por negarse a facilitar la investidura del candidato del PP. No irá pues más allá la pretendida censura al acosado presidente del Gobierno, pero también es cierto que la nueva remesa de casos de corrupción en los feudos de poder de los populares ha colmado la indignación de los ciudadanos. Suerte ha tenido el PP de encontrarse con una oposición débil y fragmentada o de lo contrario los desmanes de la corrupción le hubieran costado el Gobierno. Rajoy, salvado por la campana, tendrá tiempo de rehacerse.

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