A pesar de su rechazo a ser nombrado rey, fue forzado a aceptarlo el 1 de septiembre del año 672, en la localidad de Gertici, dando su nombre después a una población de la provincia de Valladolid. Exigió ser coronado en Toledo, donde fue ungido por el obispo Quirico. Fue el último rey que dio esplendor a los visigodos. Su reinado no fue fácil.
Lo pasó casi enteramente sofocando las luchas internas de la nobleza contra la monarquía, nobles entre sí, católicos contra arrianos, hispanorromanos contra visigodos, y una rebelión de los vascones. En el año 672, un intento de invasión de los árabes por Algeciras. En la región de Septimania, en la Galia, una revuelta de nobles en la cual se había proclamado rey Ilderico. Para sofocarla, envió al duque Paulo, pero éste inició su propia rebelión en Narbona, reemplazado Ilerdico se proclamó rey de Gerona. Ante la situación Wamba, que se encontraba combatiendo a los vascones invasores de Cantabria a los que derrota, acudió al lugar de los sublevados y tomó por las armas Tarragona, Barcelona y Narbona dominando la sublevación, capturando a Paulo, al que hizo desfilar por las calles de Toledo con una raspa de pescado en la cabeza.
Wamba convocó el XI Concilio de Toledo en el año 675 dictando medias para corregir los abusos y vicios eclesiásticos. Se cree que el metropolitano Julián II intervino en la conjura que acabó con el poder del rey Wamba. El rey fue engañado y narcotizado y una vez e este estado, tonsuraron (le cortaron la barba y pelo de la cabeza), le vistieron con el hábito de un monje y le obligaron a renunciar a la corona. Los visigodos usaban el pelo largo y espesa barba, y no llevarlo así era sinónimo de romano.
Francisco Ortiz de Pinedo Mendiluce
(Tarragona)