Drones, un Verkami contra el cáncer y el calçot astronauta que no voló

La calçotada 'Onion fest' reunió en Perafort a 160 cerebros que compartieron sus conocimientos. Ingenieros, padres de internet o colaboradores de la NASA se citaron en Ca Vidal. Hubo talleres y charlas. El viento impidió elevar la cebolla con un globo sonda para que llegara a Mallorca

19 mayo 2017 16:12 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:30
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El comunicador científico y químico de Tortosa Pere Estupinyà comparte en Twitter la foto de la chica «rebelde» que se atreve a traer una cámara analógica a esta reunión de locos de la tecnología y la ciencia. Ca Vidal, un templo del calçot, se ha convertido por séptimo año en la reunión de un buen puñado de ‘interesting people’ (IP). Es la Onion Fest.

Aquí, antes de dar buena cuenta de las cebollas asadas, se respira conocimiento: hay un taller sobre los últimos modelos de drones y otro que muestra cómo a partir de una uña se obtiene infinita información genética.

Hay una demostración de reanimación cardiopulmonar y una muestra de videojuegos vintages. Se explora el clásico simulador Mame o la primera consola analógica. El divulgador científico Marc Boada trae una navaja suiza de hace medio millón de años.

 

Especialistas en cáncer

La nómina de Vips es inabarcable. Hay doctores, especialistas en enfermedades como la lapre o el cáncer, ingenieros de toda índole, divulgadores y hasta colabadores en proyectos de la NASA. Unas 160 personas se reunieron para intercambiar conocimientos de todo tipo.

El astrónomo y matemático tarraconense Manel Sanromà, padre de Tinet, estuvo presente e impartió, entre calçot y calçot, una charla sobre Egipto: «Hablé sobre las tumbas de dos figuras femeninas, Nefertiti y Nefertari. Hablé sobre esos indicios que apuntan a que la tumba de Nefertiti podría estar al lado de la de Tutankamón. Si se confirmara, a partir de unas pruebas que hay que hacer en la pared, sería el descubrimiento más importante de la historia de la arqueología».

Sanromà también desgranó su visita a la tumba de Nefertari esta Navidad: «Fue descubierta hace más de 100 años pero ha estado décadas reparándose hasta que se ha podido visitar, pagando 100 euros. Fue una experiencia espectacular».

Pero esta Onion Fest 2017, difundida al momento por Twitter con todo tipo de dispositivos, ha sido mucho más. La salud, con su vínculo cada vez más estrecho con la tecnología, tuvo protagonismo. Una de las conferencias giró alrededor de la oncología. Entre otras ideas, se propuso impulsar un micromecenazgo internacional para la lucha contra el cáncer, una especie de Verkami mundial para obtener recursos de cara a la investigación.

El diputado Jordi Sendra también fue comensal. «Yo, de todos los de allí, era el más tonto», bromeaba. «Cada año a los asistentes nos dan un pin como IP. Yo la llevo cinco, y la luzco con orgullo. Voy allí para aprender de auténticos cracks en su materia. Se pueden hacer calçotadas con muchas personas, pero seguro que no hay ninguna tan interesante como esta», asumía Sendra.

 

Una doctora desde Boston

También se habló sobre la Viquipèdia, ya que cualquier tema que tenga que ver con la innovación es bienvenido. «Durante todo el año nos comunicamos entre nosotros, y ponemos en común muchos temas. Menos de política o de fútbol se puede hablar de todo», indica Sendra. Al evento llegaron personas de toda España e incluso del extranjero. La doctora Mariana Castells vino de Boston especialmente para participar en la calçotada.

Otro insigne visitante fue el científico Fernando Ortuño. Él ha sido el responsable de impulsar en los últimos años el experimento más vistoso de la Onion Fest: elevar a la estratosfera un calçot en un globo sonda (con cámara de vídeo, dron y sistema de GPS) para que acabe viajando desde el cielo de Perafort hasta Mallorca. Esta vez se desistió al comprobar la meteorología. «Hay un viento incómodo, que empuja al calçot hacia el sur. Es lo suficientemente fuerte como para mandar el globo al mar y a la vez lo bastante débil como para poder llegar a las islas», decía Ortuño.

Hace dos años sí se logró. En 2016 se pudo lanzar a la estratosfera pero se perdió el rastro, aunque se estima que pudo acabar cerca de las islas después de haber alcanzado los -60º C. «Es una lástima, pero dadas las pocas expectativas de éxito hemos decidido no lanzarlo», dijo el científico, todo un experto en la materia. Fernando participó en el proyecto Daedalus de la NASA, en el que se subió a 37 kilómetros de altura un telescopio solar de un metro de diámetro para estudiar el Sol.

Para la próxima edición se plantea el reto inverso: que el calçot viajero arranque de un punto por determinar y acabe lleguando a Ca Vidal, el que era punto de partida. Eso sí, si el tiempo lo permite.

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