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Ematsa ha logrado en tres años controlar las plagas de cucarachas y ratas. Ello no impide que todavía puedan salir ejemplares en los meses de calor en cualquier punto de la ciudad o roedores que buscan alimentos fuera de la red del alcantarillado.
Pero sí queda reflejado en las estadísticas que ayer dio a conocer en el Ayuntamiento, que el número de quejas de los ciudadanos ha bajado a la mitad en tres años (de 550 a 277) y que el número de acciones preventivas se ha disparado exponencialmente precisamente para evitar situaciones desagradables en los meses de fuerte canícula.
El gerente de Ematsa, Dani Milan, explicaba ayer que a pesar del incremento de las actuaciones preventivas, «las correctoras han bajado pero hemos llegado a un punto que no conseguimos reducir la cifra –alrededor de las 250 anuales–». Por esta razón, Ematsa ha decidido cambiar la estrategia de cara al próximo año. Ha adquirido una cámara para penetrar en las cañerías y ver dónde se ubican las colonias.
«La idea es actuar en las bocas de los pozos y dentro de la red de tuberías, de forma que la eficacia de la prevención permita reducir las medidas correctoras», señala Milan. La cámara recorrerá el entramado subterráneo y allí donde haya una presencia de estos insectos, se activará un método para eliminar la colonia en el mismo tramo de alcantarilla. «Se trata de un globo que se puede hinchar a distancia y su superficie irá impregnada de un veneno (biocida) que actuará directamente en la colonia y que permitirá eliminar ejemplares lejos de los pozos», describe el gerente de Ematsa, la empresa que gestiona desde 2013 este control de plagas.
La puesta en marcha del sistema de cámara de vigilancia y colocación del veneno en el interior de la tubería se prevé poner en marcha en marzo de 2016. «Todavía hace frío en la superficie y las cucarachas y ratas tienen mejor temperatura en el subsuelo», explica Daniel Milan.
Más acciones, mismo dinero
Desde que Ematsa ha asumido esta gestión, el incremento de acciones preventivas se ha disparado exponencialmente. En 2012 –no estaba todavía Ematsa– se realizaron 529 acciones. Este año se acabará rozando las 19.000, explica el gerente.
Todo este trabajo preventivo ha conseguido dos objetivos. El primero, reducir el número de llamadas de quejas, y el segundo, las actuaciones correctivas. Éstas tienen un alto coste cuando se aplican. «Por ello, si conseguimos reducir su número anualmente, el dinero que destinamos a ello se puede emplear en otras facetas», argumenta el gerente de Ematsa, que reconoce que a pesar del incremento de actuaciones, el dinero invertido ronda los 120.000 euros por ejercicio, en los que se incluye el material (cámara de televisión y veneno menos irritante) que se aplicará a partir del próximo ejercicio.
