La Guàrdia Urbana de Tarragona ha puesto en marcha esta semana un dispositivo policial para luchar contra los carteristas. Los ladrones llegan a Tarragona, procedentes de diferentes puntos del país, cuando empieza la temporada alta de cruceros. Los turistas y cruceristas son el blanco perfecto para estos carteristas profesionales.
El modus operandi de los ladrones es siempre el mismo: se visten como turistas, con mapa y cámara de fotos si es necesario, se integran en un grupo y, aprovechando las aglomeraciones, echan mano a mochilas y bolsillos. Los hurtos crecen en Tarragona a partir de la Setmana Santa.
Este mes de abril se ha dado el pistoletazo de salida a la temporada de cruceros. El pasado lunes, llegaban a la ciudad más de 3.500 turistas. Llegan a la terminal de cruceros –en el Port de Tarragona– y un transfer en forma de autobús les lleva hasta la Via Augusta. En algunos casos, el grupo va acompañado por un guía turístico.
«Los hurtos tienen lugar en espacios donde hay acumulación de gente. Por ejemplo en la cola del Trenet Turístic, dentro del transporte público o en las puertas de un monumento», explica el intendente de la Guàrdia Urbana de Tarragona, Manel Vázquez, quien asegura que es muy importante la prevención. «Por norma general, las víctimas son turistas. Aunque desde las plataformas se les informa de cómo prevenir los hurtos, siempre se registra alguno», añade el responsable de la Guàrdia Urbana.
El dispositivo policial contra los carteristas se puso en marcha el pasado lunes. Está formado por un caporal y cuatro agentes de la Urbana, quienes conocen a la perfección el itinerario de los cruceristas. Algunos de los agentes van camuflados y vestidos como si fueran un turista más, siempre con el acompañamiento de policías uniformados.
Se centran en puntos como la Rambla Nova, el Balcó del Mediterrani, el Passeig de les Palmeres y el Parc de les Granotes. También en los accesos a la ciudad, como la estación de autobuses y la de trenes. «Desde primera hora de la mañana tenemos controlada la entrada y la salida», añade Vázquez.
Los carteristas son nómadas y, en este caso, llegan desde Barcelona. Por norma general van en grupo de dos y vestidos como si fueran turistas. Llevan gorra, cámara de fotos, un mapa que les tapa las manos y, en ocasiones, bolsas de ropa de marcas conocidas como Zara o Massimo Dutti.
Una dependienta de una tienda de souvenirs de la Part Alta cuenta como una de las carteristas lleva pamela y, cuando ha robado, se la quita y se pone una gorra para despistar a los agentes.
Pero la Guàrdia Urbana les conoce de sobras. Los ladrones no utilizan la violencia y, si les pillan in fraganti con la mano en una mochila, se defienden con total normalidad.
Normalmente la víctima no se da cuenta de que le han robado la cartera hasta que la busca para pagar algo. La mayoría de las víctimas son turistas que no denuncian por complicaciones con el idioma y otras casuísticas. No saben dónde acudir en un primer momento.
El dispositivo policial se alargará hasta que termine la Setmana Santa y volverá a activarse durante los meses fuertes de verano.
Tres tipos de hurtos
Los autores de los hurtos aprovechan la masificación de las zonas de descarga de personas –la Via Augusta, por ejemplo–, además de museos o tiendas. De esta manera se integran en el grupo.
Se utilizan tres tipos de sistema. El primero es el hurto tipo carterista, el más utilizado. Los ladrones aprovechan el descuido de las víctimas. El segundo es el hurto tipo mancha y trata de provocar una mancha sin ser vistos por la víctima, y se ofrecen a limpiarla. Entonces, les roban los objetos de valor. Finalmente, el hurto de las clavelineras. Los delincuentes ofrecen claveles o flores –también romero– y aprovechan la proximidad con las víctimas para robarles.
Tres detenciones el año pasado
El dispositivo policial de la Guàrdia Urbana ya hace años que se despliega con buenos resultados. Se encarga la Unitat d’Investigació Bàsica, que depende de la Divisió de Policia Judicial. La temporada de cruceros del año pasado se cerró con un balance de tres detenciones por hurto y nueve diligencias abiertas. Además, se detuvieron a dos personas más por situación irregular de extranjería y se abrieron dos expedientes por expulsión administrativa.
A través del intercambio de información entre la Autoritat Portuària y la Guàrdia Urbana de Tarragona, la unidad de investigación tuvo conocimiento de que dos personas habían sustraído carteras y bolsos a cruceristas, mayoritariamente a personas mayores, aprovechando espacios reducidos como el ascensor del Parc de l’Amfiteatre o en tiendas del casco antiguo.
La policía pudo contactar con las víctimas a través del correo electrónico, y pudieron mantener un contacto directo. Acabaron tramitando las denuncias a la Policia Portuària.
Fruto de la colaboración entre ambas administraciones, identificaron a las autoras de los hurtos, quienes se les acabó prohibiendo el acceso al transporte público de Tarragona. Además, gracias a la denuncia de los turistas, se resolvieron cua