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El proceso de participación ciudadana para la redacción del futuro POUM no se prevé que se ponga en marcha hasta septiembre, pese a ello hay ganas de abordar el modelo de ciudad. Así pudo constatarse esta semana en la sede de la Cooperativa Obrera, donde se celebró el primer debate abierto sobre al respecto, en el que tanto los ponientes como el público pudieron hablar de la Tarragona del futuro.
Organizado por En Comú Tarragona, en este intervinieron Josep Maria Ferran, Alfonso López y Gemma Fusté, en representación de las tres federaciones de asociaciones de vecinos; Lluís Estamariu, como portavoz de la plataforma SOS Costa Daurada y Robert Casadevall, urbanista y profesor de la Universitat Rovira i Virgili (URV).
El primer bloque arrancaba hablando de seguridad y aquí pudo constatarse de nuevo que el accidente de Iqoxe mantiene heridas que siguen abiertas, y que hay preocupación por el paso de los trenes de mercancías por la fachada litoral. «Debemos informar mucho que lo que nos viene es un gran problema para todos, decía el presidente de la FAVT, Alfonso López.
La movilidad y cohesión centraron el segundo bloque. En este caso, las posturas coincidieron en la necesidad de seguir avanzando en materia de carriles bici y de movilidad sostenible. Robert Casadevall ponía un ejemplo muy gráfico de la realidad actual: «Ir al tanatorio es un safario». Por esto habló de la necesidad de una «ciudad a 15 minutos» en la que todo el mundo tenga las opciones básicas de vida accesibles en un cuarto de hora a pie.
Por su parte, la presidenta de la Federació d’Associacions de Veïns de Llevant, Gemma Fusté, mostraba su satisfacción después que el Ayuntamiento ha mostrado la voluntad de evitar el desarrollo de los marcoproyectos urbanísticos, que principalmente afectaban a zona de la ciudad. «Debemos ser prudentes y crecer bajo una mirada sostenible. El POUM no es la palabra de Dios. Ahora no toca», decía.
Una crítica que compartía con el representante de la plataforma ecologista SOS Costa Daurada, Lluís Estamariu, quien defendió una Anella Verda que «nos permita desplazarnos desde Llevant a Ponent, mediante una red de caminos». Las entidades ecologistas quieren ir más allá en la protección de este pulmón verde y exigen que «una figura protegida como Collserola». Una Savinosa «lo más naturalizada posible» y un «parque delante del mar» en el Miracle son otras de las peticiones que en materia medioambiental buscarán introducirse.
Finalmente, se abordó el tema de la vivienda y aquí el reciclaje urbano y la rehabilitación serán cuestiones de las que hablará para la redacción del futuro POUM. No obstante, Casadevall lanzaba un aviso claro: «Rehabilitar la ciudad no tan solo es la vivienda. Significa ganar espacio público y de convivencia, lo que quiere decir intervenciones en la ciudad existente y, por tanto, expropiaciones, desalojos y realojos, y hay que tener la valentía de hacerlo y que responda al interés general».
Como urbanista, Casadevall era el más experimentado en procesos de estas características. Por este motivo, en su última intervención lanzaba una última recomendación. «Pedidle al POUM lo que este puede hacer, porque sino después se generarán frustraciones». Y es que no debemos esperar que el nuevo plan general una varita mágica que eliminará todos los problemas de la ciudad actual.
