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    Unas prisiones donde los internos son cada vez más violentos

    Desde hace unos años, las personas que ingresan en las cárceles como la de Mas d’Enric lo hacen por hechos más violentos, como atracos, lesiones agresiones, crímenes o pertenencia a grupos criminales por tráfico de marihuana

    21 marzo 2024 20:26 | Actualizado a 22 marzo 2024 07:00
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    Las cosas no iban bien en las prisiones catalanas y ahora la situación tampoco es buena. Desde hace unos años, las personas que ingresan en las cárceles como la de Mas d’Enric lo hacen por hechos más violentos, como atracos, lesiones –agresiones–, crímenes –tanto consumados como en grado de tentativa– o pertenencia a grupos criminales por tráfico de marihuana, etc. Y ello se traduce también en más tensión.

    Los funcionarios comentan que los más conflictivos, al menos en la cárcel tarraconense, son los menores de 30 años. Uno de ellos, por ejemplo, tiene 25 y fue detenido el 3 de mayo del año pasado cuando huida después de participar, presuntamente, en el asesinato de dos personas en Cap Salou.

    Tiene muchos problemas dentro de la cárcel y no se comporta. Está muy radicalizado e incluso se le sacó del módulo después de un incidente con una mujer en el comedor, a quien dijo que bajara la cara cuando pasara él. Tiene un protocolo de seguimiento.

    Otro ha entrado y salido de prisión en diversas ocasiones. Hace unos días, después de hablar con un familiar, arrancó el cable del teléfono. En el centro ha tenido problemas por robos a otros internos. Sus casos no son únicos, señalan los trabajadores. Y en muchos está presente la droga, que sigue entrando en la prisión.

    Otros, inmigrantes que han llegado en patera, están en prisión para que no los deporten a sus países. «Las faltas de respeto son prácticamente diarias», señalan los funcionarios.

    El punto de inflexión

    Y la agresividad que hay en la calle se traslada al interior del recinto penitenciario. El responsable de UGT en la prisión de Mas d’Enric asegura que un punto de inflexión fue el cambio de la política penitenciaria del actual secretario de Mesures Penals, Reinserció i Atenció a la Víctima, Amand Calderó –los sindicados piden su dimisión insistentemente–.

    En el centro penitenciario ahora hay tensión, pero también silencio y nervios

    Asegura que esta modificación supuso, por ejemplo, más permisividad con las faltas de respeto, que no haya tantos expedientes a internos ni partes de incidentes. Se suprimieron los departamentos especiales, porque decían que degradaban los derechos de los presos. Muchos no estaban adaptados, consumían drogas y eran muy agresivos.

    Durante la pandemia, como había muy pocos presos en el módulo de jóvenes –entre 25 y 30–, se repartieron por el resto del recinto. Y este bloque pasó a ser para lo que se denomina Departament Especial de Règim Tancat (DERT), donde los presos cumplen las sanciones.

    Lo que en un principio tenía que ser una medida provisional de seis meses ya lleva dos años. En este módulo hay una veintena de celdas. Sin embargo, solo 15 están operativas –entre 10 y 12 están ocupadas, siempre por un solo interno–, porque el resto tienen desperfectos que no se arreglan.

    Los funcionarios han visto desde arrancar forjados hasta casi tirar una pared. Los presos saben que pelearse no les supone mucho castigo. Rompen lavabos e incluso ventanas. Hace unas tres semanas hubo un plante en el comedor porque no querían estar con un interno problemático.

    Las jubilaciones sí se cubren, no así siempre las bajas. Desde hace 10 años no hay concurso de traslados –en España se convocan cada año–, por lo que los funcionarios que llegan a la cárcel tarraconense siempre son novatos.

    La vida rara

    Tras el asesinato de Núria, el ambiente en prisión ha cambiado. Los propios internos, al día siguiente de su asesinato, propusieron un minuto de silencio. Muchos solo la conocían de vista, pero era muy apreciada.

    Ahora, la vida en el interior del centro es rara, hay tensión, pero también silencio y nervios. La gente tiene desconfianza y los internos lo notan. Ellos comentan que no han hecho nada. Desde hace unos días, la cocina se ha reforzado con algún funcionario más.

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