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    Catalunya entra de nuevo en convulsión tras los ultimátums cruzados de Aragonès y Junts

    Los consellers posconvergentes se reafirman en su intención de someter al president a una cuestión de confianza Barcelona

    28 septiembre 2022 22:49 | Actualizado a 28 septiembre 2022 22:59
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    Pese a vivir abonados a la convulsión política constante, la última crisis en el Govern catalán no se ha limitado a una pugna interna más. Esta vez ha puesto a la coalición que forman Esquerra y Junts al filo del precipicio. Nunca antes habían estado tan cerca de la ruptura.

    El president, Pere Aragonès, considera que su autoridad se ha visto cuestionada en uno de los momentos más delicados de la legislatura y ante la posibilidad de que sus socios de Ejecutivo amenacen con someterlo a una cuestión de confianza. Por ello, ayer les lanzó un ultimátum: «O sois Govern o sois oposición».

    El órdago llegó después de que el dirigente de los republicanos convocara una reunión de urgencia del Consell Executiu (el órgano de Gobierno autonómico) en la que mostró su malestar y cuestionó uno por uno a cada conseller de los posconvergentes sobre su lealtad.

    La fractura que existe es tal que ambos partidos divergieron hasta en el relato de lo sucedido en las algo más de dos horas que duró el encuentro. Según informó este miércoles Junts a través de un comunicado, sus consellers mantuvieron una postura común y se reafirmaron en apoyar la cuestión de confianza lanzada un día antes por el grupo parlamentario posconvergente. También negaron conocer esta iniciativa, que acabó por ser el detonante de la crisis.

    Solo estaba al tanto, trasladaron a Aragonès, el vicepresidente Jordi Puigneró. «En cualquier caso, todos se reafirmaron en apoyar la propuesta», zanjan los posconvergentes.

    Sin embargo, desde Presidencia informaron de que estos ofrecieron respuestas «irregulares» y «divergentes» cuando el president les preguntó si estaban de acuerdo o no con someter a examen la confianza de que dispone. Lo único en lo que coinciden todas las fuentes es que desde Junts han marcado tres condiciones a Esquerra para continuar en el Govern: establecer una dirección de coordinación estratégica del independentismo, que la mesa de diálogo con el Gobierno de Sánchez se centre exclusivamente en la autodeterminación y la amnistía, y que ERC y Junts se coordinen en el Congreso.

    Premisas que los junteros creen que no se estarían cumpliendo y que resultan difícilmente asumibles por sus aún aliados en este contexto.

    Pero dentro de Junts también hay posiciones enfrentadas sobre si deben continuar en un Ejecutivo que, en su opinión, no da los suficientes pasos hacia la independencia.

    Conviven dos almas: por un lado, el ala liderada por el secretario general, Jordi Turull, político de carrera y más pragmático que la facción que representa la presidenta de la formación, Laura Borràs, que desembarcó tras el referéndum ilegal del 1-O y se ha decantado por una postura más radical, la de romper cualquier lazo con ERC.

    En todo caso, sí que existe unanimidad en reclamar a Aragonès una hoja de ruta «clara» para la secesión y que la mesa de diálogo que mantienen la Generalitat y Moncloa tenga como objetivo prioritario la amnistía de los fugados por el procès. Por ello desdeñan la propuesta de Esquerra formulada por el president en el debate de política general del Parlament de este martes, la de enterrar la declaración unilateral de independencia y pactar un «acuerdo de claridad» para sentar las bases y condiciones de un referéndum de autodeterminzación con el plácet de Moncloa. Pero el hecho de mencionar la ‘vía canadiense’, que puso pausa a las sucesivas intentonas secesionistas de Quebec, solo ha servido para escalar el nivel de enfado de los junteros.

    Paralelamente, la propia Borràs, destituida en agosto como presidenta del Parlament tras ser imputada en una causa judicial en la que se le acusa de malversación, exigió a Aragonès «lealtad y generosidad». Lo hizo a lo largo de toda la tarde en los micrófonos de varios medios de comunicación catalanes. Terminó por darle la vuelta al ultimátum: «¿Si Esquerra no está cumpliendo los compromisos, por qué la pregunta no es si Esquerra sale del Govern?».

    Escenarios alternativos Todo ocurre con el quinto aniversario del referéndum ilegal del 1-O a la vuelta de la esquina, el próximo sábado, y con actos conjuntos programados entre Junts y Esquerra. Pero ambas formaciones son conscientes de todo lo que está en juego si el Goven se rompe. Si esto sucediera, se amplificaría aún más la división en el independentismo catalán, que fue más visible que nunca en la última Diada. En aquella ocasión Junts, de la mano de la Asamblea Nacional Catalana, no desaprovechó la ocasión para desdeñar una vez más la estrategia de Esquerra de seguir apostando por la mesa de diálogo con Sánchez.

    Aragonès por tanto se vería forzado a buscar otra entente con los comunes y la CUP, formaciones con intereses disímiles que no augurarán otro Govern estable. Por el contrario, el líder republicano podría optar por acordar con el PSC de Salvador Illa, ganador en las últimas autonómicas, un Ejecutivo en minoría apoyado desde fuera por los socialistas.

    Pero esto traería un largo debate en Madrid, en el que Sánchez tendría que barajar cómo afecta esta postura a su relación con sus barones y con sus electores, a las puertas de unos comicios locales y municipales en mayo de 2023. La tercera opción de Aragonès pasaría por convocar elecciones.

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