Pratdip: En busca del perro vampiro

Desde la costa del Camp de Tarragona, sobre todo desde la playa de Salou, observamos unas imponentes formaciones de roca caliza a escasa distancia de litoral, entre las que se encuentran la Mola de Colldejou (922 m), la Miranda (918 m) o Mont-redón (864 m), cumbres que pertenecen a la inconfundible Serra de Llaberia. Esta bella sierra prelitoral, cuya verticalidad invita a la aventura, alberga algunas de las mejores rutas de senderismo de la provincia de Tarragona, así como pueblos medievales esperando a ser descubiertos por quienes, llamados por la curiosidad, deciden ir tierra adentro. El municipio de Pratdip es uno de los principales puntos de interés, tanto por su patrimonio cultural como natural, y una de las principales puertas de entrada a la Serra de Llaberia. Si antes observábamos las montañas desde la costa, ahora repasaremos el litoral desde uno de los mejores miradores de Tarragona: la cumbre del Mont-Redón.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos o condiciones del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es exigente, siendo este el segundo grado de dureza más alto de la metodología. Sus 675 metros de desnivel positivo desafiarán nuestra condición física, sobre todo porque están concentrados en los primeros 5 kilómetros. En lo que respecta a la dureza técnica, las Crestas de la Seda nos obligan a trepar, salvar tramos equipados con cable de vida y exponernos al vacío. Así pues, se trata de una ruta dirigida a senderistas que ya hayan superado antes estos obstáculos.

Cómo seguir el camino

Abandonamos Pratidp a través del Pequeño Recorrido (PR) 96, que por unos minutos coincide con el Gran Recorrido (GR) 192 y con la carretera que une la localidad con Colldejou. Una hora y media después, ascendemos por las Crestas de la Seda hasta enlazar con el sendero que conduce a Mont-redón, no sin antes disfrutar del Morral de la Seda, la primera cumbre de la jornada. Ahora sí, coronamos Mont-redón, paladeamos sus vistas panorámicas del Camp de Tarragona y descendemos hasta el Portell de la Roca Mitjanera. Entonces, cabe la posibilidad de visitar una tercera cima, Cavall Bernat, desde la cual observamos Colldejou y la majestuosidad de la Mola. Finalmente, bajamos, rodeamos su macizo en busca del sendero y emprendemos la vuelta a Pratdip pasando por la Roca dels Esperits y la Font de la Carabassa.

Se dice que por el lugar vagaron unos perros de intensa coloración negra, lengua roja y ojos saltones cuyo carácter vampírico encuentra su origen en los estragos que provocaban en el ganado, del que bebían su sangre.

Tal era su arraigo de estos seres con el territorio que forman parte del escudo municipal, están representados en el antiguo retablo de la ermita de Santa Marina desde 1602 e incluso podría argumentarse que dan nombre a la localidad. Convertidos hoy en un reclamo turístico, constituyen uno de los componentes de la novela fantástica Les històries naturals de Joan Perucho, ambientada en la primera mitad del siglo XIX. En la Oficina de Turismo de Pratdip, a su vez Centro de Interpretación de la Serra de Llaberia, puede encontrarse más información de este ser mitológico, así como una figura.

Los tesoros ocultos de la sierra

A causa de las convulsiones que sufrió el territorio, con episodios como el carlismo o el bandolerismo, las familias se afanaron en poner a salvo sus bienes, sobre todo cuando no existían bancos ni cajas fuertes y los armarios de casa ofrecían escasa protección. De esta manera, quienes tenían algo que esconder encontraban en la montaña un lugar en los que poner a salvo sus pertenencias más preciadas. Dichos tesoros a menudo no eran recuperados o bien porque habían muerto quienes conocían su ubicación o bien por estar en escondites que la casualidad y el paso del tiempo se han encargado de revelar.

La Sierra de Llaberia es un espacio natural protegido que forma parte de la cordillera Prelitoral Catalana. Se caracteriza por ser un terreno abrupto que desafía a los senderistas menos experimentados. El mejor momento para explorarla es entre otoño y primavera, cuando el viento barre las nubes; ahora bien, cuando amaina, el mar provoca que la niebla se asiente en la sierra. Sus grutas, cuevas y simas son, de hecho, la consecuencia de la acción del agua y el viento en la roca caliza. La Sierra de Llaberia, a diferencia de las Muntanyes de Prades, es una zona menos frecuentada cuyo silencio invita al reposo, la observación y la reflexión. Sus cimas principales son la Mola de Colldejou, la Miranda y el Mont-redón.