Cómo tomar el sol y evitar el envejecimiento

La incidencia de cáncer de piel aumenta cada año, y ya es sabido que la radiación solar ultravioleta es la principal causante. Los expertos están de acuerdo en que una ‘actuación fotoprotectora’ es muy eficaz. Los dermatólogos reconocen encontrarse a menudo con pieles muy maltratadas por la acción del sol, buena parte de ellas en una situación irreversible. Preguntas y respuestas sobre cómo tomar el sol:

¿Qué es la educación solar?

La educación solar es la difusión de conocimientos a los ciudadanos para evitar los daños que produce tomar el sol, por la exposición de la radiación ultravioleta (UV). Los expertos nos cuentan que todavía queda un largo camino por recorrer, afortunadamente, ya casi todos somos conscientes de la importancia de tomar el sol con protección, pero nos olvidamos de llevar esa misma protección cuando salimos a dar un paseo o practicamos algún deporte. Deberían realizarse en los colegios campañas de concienciación en el respeto absoluto al sol.

¿A quién atacan?

A los niños y a los ancianos. En el caso de los niños, la protección solar es fundamental para que su piel no agote el capital de defensa contra el sol con el que nacen. Las quemaduras sufridas en la niñez y en la adolescencia, a las que se da poca importancia, son las que después nos pasan factura en forma de melanomas. Está comprobado que si se evitan las quemaduras que se producen en los primeros 20 años de la vida, la incidencia de cáncer de piel se reduciría. En el caso de los ancianos, estos han agotado su capital de defensa solar y se encuentran totalmente indefensos ante el sol.

¿Cómo elegir un protector solar?

Primero, hay que conocer el tipo de piel antes de comprar un protector solar. Si tenemos la piel grasa, es posible que nos vaya mejor un protector solar en gel o en spray. Si nuestra piel es seca, ha de ser en forma de loción o crema. En caso de piel sensible y delicada, una protección para pieles sensibles o lipoalergénicas.

¿Qué protección es la más adecuada?

Primero, es esencial saber qué fototipo de piel tenemos. Fototipo1: La piel nunca se broncea, solo se pone roja. Debe usarse pantalla (‘ecran’) total. Fototipo 2: El sol puede broncear ligeramente la piel, pero siempre se quema. Fototipo 3: Personas rubias o castañas que se queman en la primera toma de sol, pero acaban bronceándose. Fototipo 4: Personas de cabello negro y piel morena, que rara vez se queman y se broncean rápidamente. Los expertos recomiendan utilizar generalmente un factor de protección solar mínimo 30. Y en aquellas pieles más blancas un factor de protección de 50. Antes de comprar el producto es importante verificar que nos protege tanto de rayos UVB como en los UVA y que sea resistente al agua.

¿Cuándo tomar el sol?

Se trata de elegir las horas en que el sol menos perjudica y mejor nos protegemos. Ya que no se pueden variar las condiciones meteorológicas ni la contaminación, latitud, altitud, espesor de la capa de ozono, sí se pueden evitar las horas del día con mayor radiación con la ‘regla de la sombra’, que permitirá saber cuándo corremos riesgos: «Si hay sol, hay sombra, y mientras la sombra se va alargando, disminuye el riesgo de insolación. En cambio, cuando la sombra que proyectamos es casi inexistente, significa que el riesgo de insolación es muy alto y tendremos que protegernos».

¿Cuáles son los beneficios de tomar el sol?

No todas las reacciones químicas producidas por la radiación solar son perjudiciales. Los rayos ultravioleta B (UVB) producen la formación de previtamina D3 en la piel, el primer paso para sintetizar la forma activa de la vitamina D que es fundamental para mantener la densidad ósea al aumentar la absorción de calcio y evitar la temible osteoporosis. Sin olvidarnos de que puede mejorar nuestro estado de ánimo. Hay que puntualizar que no es necesario ponerse al sol demasiado tiempo para conseguir toda la vitamina D necesaria para el organismo.