Raül Agné: «Estaba destinado al Nàstic»

El entrenador grana no descarta que pueda haber movimientos mientras el mercado está abierto

28 julio 2021 09:37 | Actualizado a 28 julio 2021 10:42
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Raül Agné (Mequinenza, 51 años) estaba predestinado a entrenar al Nàstic. Por legado familiar. Su padre era natural de Ginestar (Ribera d’Ebre) por lo que entrenar al equipo de la provincia paternal era una de las cuentas pendientes que debía saldar en su carrera profesional. Pudo hacerlo antes, pero los caminos no acababan de cruzarse. Este 2021 extraño por la pandemia de Covid-19 y por el estreno de la Primera RFEF ha conseguido anclar al técnico de la Franja al banquillo del Nou Estadi. Como hombre familiar en un entorno familiar y cercano a su residencia le gustaría asentarse por varios años. Como entrenador sabe que eso solo se construye partido a partido.

¿Cómo va esta pretemporada?

Contento. Estamos siguiendo el

guion que queremos. Introduciendo nuestros principios y conceptos de nuestra manera de jugar. Lo están asimilando bien y su predisposición al trabajo es buena. Lo más importante es que a excepción de Bonilla no hemos tenido lesiones y también hemos podido recuperar a gente afectada por el Covid-19 que nos limitó al principio.

¿Los amistosos son concluyentes para dibujarse un once tipo para la temporada?

En toda mi carrera deportiva nunca he acabado con el mismo once con el que he comenzado. La temporada es muy larga. Hay estados de forma. El jugador que un día crees que es el adecuado, después no lo es. Y a la inversa. Creo mucho en las dinámicas y en la dirección que cogen los equipos de los principios del entrenador. Unos grupos se vuelven combinativos, otros contragolpeadores. La naturaleza del bloque te lo acaba diciendo. Lo que sí que creo es en la selección natural. Se ponen y se sacan ellos. Igual que para mí es igual de importante que todos se sientan titulares. Los objetivos importantes se consiguen desde una plantilla no desde un once.

¿Es de los entrenadores que se adaptan más a la plantilla o que ajustan los jugadores a lo que quieren?

El fútbol es de los futbolistas. Los entrenadores tenemos que tener la habilidad para detectar las virtudes y los defectos de los jugadores. Tenía ganas de comenzar con un equipo precisamente para estara desde el principio de todo y poder decidir los fichajes con el consenso del club, obviamente. Lo más importante es la idea y después el encaje. Es más fácil hacerlo desde el inicio de la temporada, cuando puedes hacer una plantilla a tu medida adaptándote tú a ellos y ellos a tí, que no llegando a un equipo a mitad de campaña y tengas que sacar rendimiento inmediato. Entonces estás obligado a adaptarte tú a ellos.

¿Da la plantilla por cerrada?

Los entrenadores siempre nos quejamos y siempre queremos mejores jugadores. Pero la realidad es la que es. Estamos limitados por las fichas de la Primera RFEF. Ojalá estemos un día en la LFP y esto no pase. Es lo que aspiramos. 

Ahora que saca el tema de las fichas. Hay 19 jugadores para 18 fichas. ¿Han decidido qué harán?

Si el club y el entrenador llegamos a un consenso de que hay que prescindir de un jugador, se hará. Si se decide que no salga nadie, pues no saldrá. Es fútbol. Cuando llegue el momento veremos. El mercado está abierto y mientras lo esté me conozco la cantinela. A última hora siempre hay alguna oportunidad o alguien paga y te quita un jugador. En el mundo del fútbol uno tiene que estar abierto a todo.

¿Cómo ve la nueva Primera RFEF?

La intención es muy buena. En toda Europa las primeras tres categorías del fútbol son profesionales. Aquí están intentando profesionalizar la tercera categoría. Me parece bien el formato. Esperemos que a nivel de medios audiovisuales y recursos económicos los clubes salgan bien parados. Será una Segunda A en pequeño. Si en Segunda hay 22 equipos, 12 quieren subir a Primera. Esto es inviable. Muchos no solo no subirán sino que acaban en Segunda B. Creo que la Primera RFEF mejora mucho la Segunda B antigua, porque hay mucho más nivel. Habrá mucha igualdad. Será reñida y nos tendremos que armar de paciencia. A día de hoy no veo a nadie que se pueda disparar. Faltarán seis o siete jornadas y el que vaya el duodécimo aún tendrá opciones de meterse en el play-off. Lo que vemos en Segunda.

¿Será más difícil subir?

Sin ninguna duda. La Segunda B jugabas contra equipos que sabías que les ibas a ganar. A lo mejor uno de cada diez te ganaba, pero era difícil. En Segunda cualquiera gana a cualquiera. El que sube puede ganar al que baja de Primera. Esta categoría será igual. Un punto por debajo, porque las categorías están por algo. Nadie ganará fácil. Todo el mundo tendrá opciones. Al final, no nos engañemos, los primeros diez partidos y los últimos diez son los que marcan el campeonato.

¿Qué le dice Josep Maria Andreu, el presidente, para convencerle?

Siempre ha habido un vínculo entre el Nàstic y yo. Hace años hubo interés, pero yo entonces preferí volar fuera. Después yo tuve interés y el Nàstic escogió otro candidato. Estábamos destinados. Yo no quería ir a ningún otro lado. Yo quería venir al Nàstic, sí o sí. Es el segundo club con el que trabajo en Catalunya. Solo el Girona. El resto de mi carrera me ha tocado irme lejos. No quería coger las maletas. Soy padre de familia. Regentamos un negocio familiar. Para mí, lo que me aporta Tarragona, tierra que conozco porque mi padre era de aquí, y que acabe de entrenar un sábado y en dos horas esté en casa era prioritario. Desde el momento que se ponen en contacto conmigo he puesto todo de mi parte.

¿Cómo ha vivido sin fútbol y en medio de una pandemia brutal este año y medio?

Dejo de trabajar en Córdoba y al día siguiente nos confinan a todos en casa. Aparece el Covid-19 que ha sido un golpe duro a nivel sanitario y económico. Nosotros regentamos un negocio de hostelería y me he dedicado con mi mujer a trabajar al máximo, haciendo de todo (bricolaje, camarero, cocinero) por el negocio para poder sacarlo hacia adelante. Así que he estado muy al margen del fútbol. Tuve un par de propuestas. Una del extranjero y dije que no. Veía los partidos por la tele, con los campos vacíos, sin gente, y no me aportaba.

Es la primera vez que acude a un banquillo solo, sin ningún segundo de confianza.

He tenido dos segundos:Rodri, que estuvo aquí, y Arnau Salas. Aquí tenía que venir con mi preparador físico de toda la vida, con el que llevo 15 años. Pero por venir conmigo ya perdió una plaza de profesor y no quería volver a perderla. Lo entendí porque lo más importante es la familia.

Y el club le ofreció un staff de la casa.

Me informé y pedí referencias del Dani (Vidal), del Joan (Torné) y del Manolo (Oliva). Tenía muy claro que quería gente de la casa, joven y preparada. No tengo ninguna duda de que he acertado. Un mes después estoy más seguro. La gente joven te da ilusión. Cuando te haces grande te vuelves conservador y yo no quiero.

Ha entrenado en plazas complicadas (Cádiz, Tenerife, Zaragoza, Córdoba, Recreativo) ¿En todos los sitios es igual la presión?

He estado en plazas muy duras pero es que además en circunstancias muy duras. No es lo mismo estar en Zaragoza más cerca del descenso que del ascenso o en Tenerife en descenso. Llegas a sitios que son un volcán. En el sur el entorno del fútbol es extremadamente duro. Me ha curtido y enseñado a relativizarlo mucho.

¿Cómo se lleva?

Bien. Creo que el entrenador tiene que ser un poco masoquista. Me gustaría que fuera de otra manera, sí, pero es una batalla perdida. Estamos en un país donde la pasión es máxima y el fútbol es lo que es. No hay ningún deporte en el que todo el mundo sepa tanto como el fútbol.

¿Cómo definirías al Raül Agné futbolista?

Un jugador que siempre daba el máximo, extremadamente valiente y que le gustaba jugar al fútbol. Técnicamente no era malo, pero algo me faltó para no llegar a la élite. Aunque fui profesional muchos años. Eso sí, me hubiera gustado jugar al fútbol de ahora. No al que jugué yo. El reglamento ha ayudado a que el fútbol sea más bonito y más limpio. En nuetra época todo se valía y así estamos. Cojos con quirófanos. Tampoco soy nostálgico. Con el Raül Agné podías confiar. Era leal al club. Y como entrenador también lo soy. Tengo ganas de estabilidad. Al final, los procesos a largo plazo son los que sacan rendimiento.

¿Y por qué en España cuesta tanto confiar en un proyecto a  largo plazo?

No creo en los proyectos. Son una mentira. Hay que ganar. Creo en los retos. Como el reto de Tarragona que me ilusiona, estoy feliz y convencido de que irá bien. Planificar a largo plazo no tiene sentido. Pienso en qué meta quiero y cómo ir cumpliendo etapas.

¿La primera meta que tiene en Tarragona?

Ganar el primer partido en Sanlúcar. No hay otra. Si por mí fuera lo jugaría ahora. Sin puntos, sin presión, no me gusta. Estoy acostumbrado a la adrenalina. No sé perder, he aprendido a perder. Necesito ir ya a Sanlúcar.

Ha vivido una aventura en China. ¿Cómo es el fútbol allí?

Una estafa. Una farsa. China es una dictadura camuflada. Una sociedad comunista y capitalista, al mismo tiempo. En el fútbol quieren crecer y para ello cogen producto de fuera y lo pagan. Pero cuando llegas allí te das cuenta del engaño. Que hacen lo que quieren. Que su sistema es como es y no lo cambiarás. No tienen la mentalidad competitiva. Para ellos el fútbol se estudia. A nivel personal fue una experiencia buena, pero a nivel profesional no tanto porque el club desapareció.

Vuelve la afición.

Sin aficionados no hay fútbol. Me miraba los partidos desde casa, con la tranquilidad, y veía cómo el Barça o el Madrid perdían en casa. Es impensable que con el Camp Nou o el Bernabéu lleno esos partidos se hubieran perdido. Porque los niveles de atención, compromiso y concentración bajan. Todo es como un día de entrenamiento. La crítica bien encauzada es necesaria. Es necesario que cuando falles la gente silbe o cuando estás bien que te aplaudan. La gente te ayuda a ganar. Ojalá el Nou Estadi esté lleno. Que nos aplaudan más que nos piten. Cuando salió el calendario me daba lo mismo contra quién  jugábamos, pero prefería empezar en casa. Con los míos. Aspiramos que como equipo la afición se identifique y esté a nuestro lado.

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