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La crónica del Europa-Nàstic de Tarragona (2-0): Mar de dudas

El cuadro grana sucumbe en el Nou Sardenya ante un conjunto escapulado que lo supera en juego, energía y oficio. Un doblete de Jordi Cano en cinco minutos mató un choque que deja a los de Luis César con 4 puntos de 12

Roger Escoruela controla el cuero ante la presión de Juanda Fuentes.

Roger Escoruela controla el cuero ante la presión de Juanda Fuentes.Joan Baseda/Nàstic

Joel Medina

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El Nàstic volvió a sentirse superado. Esta vez fue con once y sin errores groseros. Al bloque tarraconense lo castigaron de nuevo las desatenciones en defensa, sí, pero los problemas van más allá. El equipo es un mar de dudas y fue sobrepasado por un recién ascendido Europa con más energía y, lo que resulta llamativo, con mayor oficio.

El plantel de Aday Benítez sentenció el duelo en apenas cinco minutos: primero con un penalti cometido por David Juncà que Jordi Cano convirtió en el 82’, y después con una brillante acción del ‘7’ escapulado, que le ganó la espalda a Sergio Santos, regateó a Dani Rebollo e hizo el 2-0 a placer. Dos zarpazos que dejan al Nàstic con un preocupante y sorprendente 4 de 12 puntos en las primeras cuatro jornadas.

Y de sorpresas tampoco se privó Luis César en la alineación inicial. Se acabó el período de prueba para Toni Fuidias. Tras tres partidos en los que al meta de Berga se le ha visto falto de ritmo y de confianza, el gallego decidió darle la titularidad a Rebollo. 

El técnico había comentado al inicio de temporada que quería comprobar qué podía aportarle Fuidias. Parece que ya lo ha hecho y, por ahora, no le ha convencido. El portero de Lepe respondió muy bien. A pesar de los dos goles encajados, contuvo las muchas acometidas locales.

Y es que el Europa salió con todo. Igual que el Nàstic. La diferencia es que los barceloneses estuvieron más finos y con mayor control del balón. El conjunto grana, en cambio, trataba de asentarse en el choque. Salvo la novedad bajo palos, Luis César presentó un once previsible. 

La otra variación fue la entrada de Álex Jiménez por Pau Martínez. El murciano actuó en esa posición híbrida, partiendo desde el extremo zurdo, pero ayudando en el lateral izquierdo, ya que cerraban tres centrales: David Alba, Enric Pujol y Sergio Camus. En esa demarcación, el gallego ya había probado a Pau y a Juanda.

El ritmo se enfrió cuando Aday tuvo que recurrir al banquillo y dar entrada a Jordi Puig para sustituir a Marcel Sgrò, que había entrado en el once por el sancionado Arnau Campeny. 

A partir de ahí, el Nàstic empezó a crecer. Con Jaume Jardí como faro y el doble pivote Óscar Sanz–Marc Montalvo llevando la batuta, el equipo parecía tener clara la hoja de ruta. Pero cada acción que se desviaba un ápice de ese plan acababa en peligro del Europa. En esta ocasión no fue la banda izquierda de la defensa, que viene siendo un quebradero de cabeza para Luis César, sino la derecha, con Roger Escoruela y Jordi Cano, que estuvieron tenaces y endemoniados.

Superado el minuto veinte, Aday pidió el primer challenge al considerar roja una entrada de Montalvo sobre el meta Juan Flere. Campos Salinas solo mostró amarilla al de Riudoms y mantuvo su decisión. Ese parón le sentó mal a los granas, que volvieron a enfriarse y que sufrían para librarse de la telaraña de un Europa enérgico y abonado al juego directo.

El esquema de Luis César se fue resquebrajando poco a poco. Con Juanda, Jardí, Cedric y Jiménez emparejados con la línea de cuatro escapulada, el resto del equipo se agrupaba atrás, dejando un océano entre líneas. El técnico gallego trató de agitar el partido: desplazó a Jardí a la banda derecha, a Juanda a la izquierda y situó a Jiménez en punta junto a Cedric. La idea era insuflar vida a un ataque completamente anestesiado.

Mientras tanto, el Europa mantenía la electricidad. En una internada vertical de George Andrews, el mallorquín llegó forzado, tocó con la puntera y superó a Rebollo, pero intervino Pujol para salvar bajo palos.

El técnico grana volvió a mover ficha e introdujo a David Juncà, ya recuperado de su lesión fibrilar en el gemelo izquierdo, que lo había mantenido fuera varias semanas. El sacrificado fue Camus

El aire fresco parecía dar resultado: en un par de minutos, Jardí primero y Jiménez después inquietaron a un Flere hasta entonces inédito. Los tarraconenses apretaban y Rebollo le puso, desde su portería, un envío medido a Cedric, que se quedaba solo ante el guardameta escapulado, pero no logró controlar.

Ida y vuelta

El balón empezó a teñirse de grana tras el descanso. Se frenó la hemorragia por la banda derecha y el Nàstic generó peligro con Juanda a pierna natural. De sus botas salió un centro por la izquierda que Jardí controló y remató, pero Flere achicó a tiempo.

Los granas tenían el viento a favor, mientras que los barceloneses resistían bajo el yugo y esperaban agazapados su momento, con un incansable Jordi Cano exprimiendo cada espacio. 

El duelo se rompía y al Nàstic no le convenía, aunque supo adaptarse al intercambio y dispuso de dos clarísimas. Primero Jiménez, que se plantó ante Flere pero disparó al muñeco. El ‘11’ también gestó la siguiente: recortó y cedió a Cedric, pero el nigeriano no pudo conectar.

Daba la sensación de que, si alguien se llevaba el botín, iba a ser el más contundente. El que golpeara más fuerte con el mazo. Ibuki Nemoto la tuvo en el 75’ con un zurdazo que se estrelló en el palo y casi entra. En ese ida y vuelta, Flere lanzó un balón largo que Nemoto bajó y sirvió a Adnane Ghailan. El delantero escapulado se iba solo ante Rebollo y Juncà intentó cuerpearlo, provocando un penalti que Cano convirtió en el 82’. Luis César pidió revisar un posible fuera de juego de Ibuki, pero el árbitro no lo concedió.

Ni cinco minutos después, Cano marcó el tanto que había buscado todo el partido. Al espacio, ganó de nuevo la carrera a Santos, dribló a Rebollo y empujó a portería vacía. 

El Nàstic vivió minutos de auténtico infierno. Un mar de dudas. E incluso llegó el tercer gol. Lo firmó Nemoto tras un pase de Óscar Vacas, aunque el colegiado lo anuló por fuera de juego del ‘20’. Luis César intentó la remontada con los cambios de Marcos Baselga y Mángel Prendes por Cedric y Montalvo, pero el grupo no tuvo capacidad de reacción, y los golpes escapulados hundieron todavía más al Nàstic en la incertidumbre que atraviesa.

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