Orion Outerbridge (25/09/1988, Boston) cruzó las puertas de la Universidad de Rhode Island sobrecogido por su timidez. Un chico de Massachussetts poco hablador y recluído en sí mismo. El baloncesto fue su ventana al exterior que le llevó directamente a Jamal Wilson (20/03/1990, Norristown, Pennsylvania). «Enseguida me dí cuenta de que Orion era una persona honesta y verdadera, con un amor enorme por el baloncesto. Eso fue lo que nos unió». Ambos compartieron durante cinco años el vestuario de los Rams y muchas anécdotas. Un tiempo que fraguó una amistad capaz de traspasar océanos. Una relación fraternal que después de años manteniendo contacto telefónico, se ha vuelto a unir en el CBTarragona.
La historia de Orion y Jamal es la historia del inframundo del baloncesto profesional. La de miles de jugadores que tras pasar por las universidades americanas no logran acceder al sueño de jugar en la NBA, y deciden buscar un futuro en Europa. La vida de estos jugadores suele tener tintes novelescos, vidas solitarias, trotamundos del deporte, penurias económicas y muchos kilómetros de distancia con su gente. Sin embargo, para Orion y Jamal, el destino ha sido caprichoso, y ha reunido a dos amigos criados en la costa este de Estados Unidos en Tarragona.
Tras la etapa universitaria Orion acabó embarcado en un periplo por Grecia y Chipre. Duros recuerdos:«En mi primer equipo en Grecia lo pasé mal. Tenía un entrenador de la vieja escuela, muy duro y además no me pagaban. Me fui a Chipre y fue peor». El pívot norteamericano llegó a plantearse abandonar. Jamal le animó a no desfallecer y seguir confiando en el baloncesto. Volvió a Grecia y tampoco le fue mejor. Empezaba a desesperarse hasta que llegó la llamada del CBT. En Tarragona, Orion ha recuperado la pasión por el baloncesto. «Estoy en el mejor momento de mi carrera. Siento que las cosas me empiezan a ir realmente bien», explica Orion.
Eltrayecto deportivo de Jamal fue similar. También le llevó a Grecia. Pero si en el país heleno la experiencia «fue mala», en Letonia, su siguiente destino, «todavía fue peor». Alemania le permitió un pequeño respiro, pero las necesidades de su mujer e hijo le hicieron regresar a casa y empezar a darle vueltas a la situación. Ya tenía decidido dejar el baloncesto profesional, cuando recibió la llamada de su amigo Orion. «Me dijo que desgraciadamente Dani se había lesionado y que había recomendado al equipo mi fichaje», explica Wilson. Berni confió en la palabra de Outerbridge y apostó por el de Philadelphia. Una decisión que se está mostrando acertada. El pívot de 27 años es el quinto máximo anotador de la LEB Plata (15,8 puntos por partido), mientras que Jamal suma una valoracion de 16.3 puntos en los tres partidos que ha disputado.
Orion, el primero en llegar, ha superado ya la barrera idiomática. «Al principio confundías la órdenes del técnico en castellano», admite. Adaptado a sus compañeros y con su ‘hermano’ Jamal a su lado , el pívot de Boston está exprimiendo su potencial de la mano de Berni: «En Europa el entrenador manda mucho más. Allí cada jugador conoce su rol. Estoy dispuesto a hacer todo lo que diga el técnico para ganar».
Para Jamal, Berni Álvarez está siendo un auténtico maestro y no duda en asegurar que «es el primer entrenador del que realmente estoy aprendiendo cosas. Hace que asimile de mis errores». En su caso, le sorprende el papel del base, «es como un técnico en la pista», y que «el juego europeo es más racional que en Estados Unidos, más intuitivo». Después de muchas vueltas y haberse asomado al precipicio del baloncesto, Orion y Jamal han encontrado en Tarragona el punto de partida para seguir disfrutando junto, como hermanos, de aquello que les unió hace en Rhode Island, el amor al baloncesto.