Bruno Saltor ha roto una ley no escrita del fútbol inglés: cuando un entrenador se va, su cuerpo técnico se marcha con él... pero a diez partidos para acabar la Premier y con una eliminatoria de Champions contra el Real Madrid a la vista, la cúpula del Chelsea ha decidido no desmontar por completo el banquillo y ha apostado por el de Móra d’Ebre como entrenador interino.
El destituido Graham Potter, con quien Saltor llegó de segundo al Chelsea, dio el visto bueno a que se quedara. «Acepté el cargo porque él pensó que era lo adecuado», asegura el ebrense. Ayer se estrenó con un empate (0-0) ante el Liverpool. Es su primera experiencia al frente de un banquillo tras colgar las botas hace tres temporadas y convertirse directamente en asistente de Potter en el Brighton, club en el que jugó siete años y es considerado una leyenda.