La Associació de Dones Verge de Barrulles de Capafonts es ese tipo de entidades que dinamiza el pueblo entero y que, año tras año, atrae visitantes del territorio. Dicha asociación, con más de 45 años de trayectoria, organiza la Festa Popular del Mandongo, en la que se hace el almuerzo típico de la matanza del cerdo.
La entidad celebró su vigésima edición este año y se creó con un propósito inicial: limpiar y cuidar la Ermita de la Mare de Déu de Barrulles. «Comenzó agrupando mujeres solteras del pueblo que conservaban la iglesia, cosa que aún se hace (cuidar el espacio)», resume la presidenta de la Associació de Dones Verge de Barrulles, Núria Vallverdú.
Tras sus orígenes, empezaron con la Festa Popular del Mandongo que «ha congregado siempre a mucha gente, se han llegado a servir hasta 400 platos. Este año, al retomarla tras la llegada de la Covid, fueron 300». La festividad tiene un gran poder de convocatoria y se «publicita en diferentes pueblos del Baix Camp, como la Selva del Camp o Riudoms», cuenta. La cita da a conocer el pueblo y repercute en la actividad económica de la zona, asegura. «Las casas rurales tienen reservas cada año y hay quien vuelve por tradición. Esta actividad da vida al pueblo», aporta.
El mundo rural y sus valores
Por su parte, Meritxell Romanos, una de las integrantes de ‘Liana, espai de territori’, proyecto que nace de Trespeus Associació Cultural –centrada, a su vez, en la cocina y la tradición con más de seis años de trayectoria– expresa que dinamiza la actividad económica de Arbolí y conecta iniciativas agroalimentarias artesanas.
«Repercute en la labor de productores de proximidad y de otros pueblos de las Muntanyes de Prades, porque colaboramos con ellos mediante la realización de actividades y talleres en que se divulga la tradición de oficios y gastronomía, ese patrimonio inmaterial del conocimiento y su singularidad», comenta.
Recuerda también que hace cosa de dos años abrieron una tienda física en Arbolí, desde donde promueven los valores citados. «Complementa de alguna manera lo que hacemos. Tenemos en marcha una prueba piloto en que artesanos enseñan su oficio mediante talleres; se realizan, también, maridajes, catas, etc.», detalla.
Han agendado una actividad al mes. «En enero, hicimos una actividad de cerámica; en febrero, un taller de sopas ancestrales, donde se divulgó esa tradición oral tan importante; y este marzo había organizado una cata de chocolates», enumera.
