«Nos vamos con tristeza, lo hemos intentado hasta el final»

El quiosco de la Plaça Imperial Tarraco cierra definitivamente al acabarse su concesión de cincuenta años. El propietario lamenta «no habernos ni podido reunir con el alcalde»  

09 octubre 2021 05:27 | Actualizado a 10 octubre 2021 06:07
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El quiosco de la Plaça Imperial Tarraco ya es historia. Ayer, a las 16.30 horas, cerró definitivamente el emblemático negocio del centro neurálgico de la ciudad tras 54 años de actividad, al acabarse la concesión administrativa que tenía en vigor desde 1971 y   que no se prorrogará porque por ese punto pasará, en pocas semanas, parte del trazado del nuevo carril bici que unirá el Campus Sescelades con el núcleo urbano, y que enlazará con el tramo de Pere Martell.    
«No nos hacemos a la idea de que desaparecemos de la plaza. Sentimos una profunda tristeza porque durante todo este tiempo hemos luchado para dar un servicio a la ciudadanía y a los clientes», indicaba ayer Julio Dueñas, propietario durante muchos años del establecimiento, que ayer ya contaba con mucho menos género del habitual. «Hasta el último minuto hemos mantenido la esperanza de que al final se podría llegar a algún tipo de acuerdo, pero no ha sido posible. Y no entendemos el por qué. Es absurdo», recalcaba ayer el histórico concesionario, quien reconoce que «nunca nos habríamos pensado que lo dejaríamos de forma artificial por un carril bici».  

Durante toda la mañana de ayer fueron muchos los clientes que se acercaron al histórico negocio para lamentar la decisión y despedirse de la familia Dueñas. «La gente está indignada», indicaba Julio. Una muestra fue Roser, vecina de Marquès de Montoliu, que se quejaba de que «no sé donde iré a comprar el periódico a partir de mañana. ¿No podían ser compatibles el carril bici y el quiosco?», se preguntaba. Durante las últimas horas de apertura, el grupo municipal socialista –la formación que se ha mostrado más bélica con la decisión del ejecutivo de la Plaça de la Font– visitó de nuevo el quiosco. Alguno de los ediles apuesta por «volverlo a poner en 2023».  

Negociaciones sin acuerdo

De esta forma, se pone el punto y final a una polémica que arrancó el pasado mes de agosto, cuando trascendió que, finalmente, la caseta no era compatible con el nuevo carril pese a que en el primer proyecto sí que lo era, ya que se preveía una partida de 3.900 euros para el «traslado a una nueva ubicación» de la garita. 

«Estoy seguro de que ninguno de los anteriores alcaldes habría cerrado el quiosco. Conocí a Recasens, Nadal y Ballesteros y tenían otra sensibilidad», indicaba ayer Dueñas, quien lamentaba que «en todo este tiempo no nos hemos podido reunir con Ricomà». «El señor Puig nos dijo que él estaba al corriente de todo, pero el único contacto que hemos tenido con él fue hace mucho tiempo, cuando vino un día a recoger los periódicos al quiosco y nos dijo que todo saldría bien», afirmó el hasta ayer concesionario. El lunes, Ricomà afirmó que «no se les echa, sino que se acaba la concesión». De hecho, desde agosto que empresario y gobierno municipal han mantenido negociaciones para intentar el traslado «a precario» del negocio hasta que se saque a licitación los nuevos quioscos. «Lo hemos intentado todo, hasta les propusimos instalarnos en una barraca prefabricada, como una churrería, pero no hubo manera, se cerraron en banda con el quiosco de Lluís Companys, que no ofrece las condiciones mínimas para poder sobrevivir», afirmó ayer Dueñas. 

Se sacará la próxima semana

Según informó ayer al Diari el Ayuntamiento, la previsión es la de desmontar la caseta la próxima semana, una vez que el concesionario la ha dejado «libre y vacía» porque esta «revierte» al Consistorio, según notificó el miércoles el Consistorio mediante un decreto del edil Hermán Pinedo. 

El nuevo proyecto de carril bici, el que prevé la desaparición del quiosco para dejar paso al carril bici, ya ha pasado al Departament de Contractació, una vez que los técnicos municipales han ultimado la modificación. Una vez en este punto, se publicará y se llevarán a cabo las obras para que estas puedan estar acabadas antes del 1 de diciembre, fecha límite para no perder la subvención Feder. 

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