En la famosa secuencia de la película Cónclave, el Cardenal Lawrence dice: «la certeza es la gran enemiga de la unidad. La certeza es el enemigo mortal de la tolerancia. Ni siquiera Cristo estaba seguro al final (Padre, ¿por qué me has abandonado?). Nuestra Fe está viva precisamente porque camina de la mano de la duda. Si solo existiera la certeza y ninguna duda, no habría misterio... y, por lo tanto, no habría ninguna necesidad de Fe. Recemos para que Dios nos conceda un Papa que dude». Conozco algunas personas absolutamente seguras de sus certezas. Se pasean por el mundo repartiendo títulos (los buenos, los malos, los patriotas, los traidores). Con su condescendencia, desprecian profundamente a todo aquel que no ve las cosas como ellos. Desgraciadamente la Iglesia Católica no es ajena a este tipo de personas. Afortunadamente conozco a muchos más que dudan, que no tienen más certeza que las puramente científicas: la tierra no es plana, las vacunas funcionan y salvan vidas y hombres y mujeres tenemos los mismos derechos. En la Iglesia Católica son legión, por fortuna. Pero es muy difícil derrotar a las certezas, porque la certeza se aferra a lo emocional, mientras que la duda es hija de la razón. La duda permite cuestionarlo todo, Dios incluido, mientras que la certeza va directa a tus miedos y te paraliza. Veremos si es la duda o la certeza la llave del Cónclave.
Cónclave
26 abril 2025 20:02 |
Actualizado a 27 abril 2025 07:00

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Un articulo de Natàlia Rodríguez
Directora
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