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    Las discotecas de Reus dicen ‘no’ al incivismo

    Los locales prohiben el acceso a aquellos que han bebido alcohol u orinado en la calle

    05 marzo 2024 20:27 | Actualizado a 06 marzo 2024 07:00
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    Las infracciones por consumir alcohol y orinar en la vía pública bajaron, el año pasado, considerablemente en Reus. En su conjunto, la reducción fue del 71,5% respecto 2022 y, en parte, se explica por las acciones conjuntas que se han llevado a cabo entre el Ayuntamiento, Guàrdia Urbana, Mossos y el ocio nocturno.

    «Todos queremos que en la ciudad haya un ocio nocturno de calidad y no podemos tolerar el incivismo», expresan desde distintas discotecas de Reus. La fórmula consensuada: no dejar entrar a aquellas personas que hayan orinado o bebido alcohol en las inmediaciones del local. Todo ello ha ido acompañado de una fuerte campaña de concienciación por parte del Ayuntamiento de Reus, colgando carteles donde se recuerda que «mear en la calle» conlleva una sanción de 500 euros, además de reforzar la presencia de agentes policiales en los puntos calientes.

    A raíz de todas estas medidas, el sector ha notado un descenso del incivismo en las puertas de sus locales. Una sensación que se traslada a las cifras que maneja el consistorio. Destaca, especialmente, el descenso de actas levantadas por la Guàrdia Urbana de Reus por beber alcohol en la calle: si en 2022 la infracción fue multada en 359 ocasiones, el año pasado lo fue en 149 (un 58,5% menos). En cuanto a orinar en la vía pública, el descenso es del 13%, pasando de 646 a 562 actas.

    $!Las discotecas de Reus dicen ‘no’ al incivismo

    «No es que las micciones en la vía pública hayan desaparecido, pero sí que estuvimos incidiendo mucho en este tema, porque era el principal acto incívico», subraya la concejala de Seguretat Ciutadana i Convivència, Dolors Vázquez. Por ahora, «no sabemos si la tendencia es estacional» pero, en todo caso «ha habido un cambio» tras «mucho trabajo intensivo», subraya la concejala. En cambio, las infracciones por ruidos y alterar el descanso han crecido. Vázquez recalca que no todas están relacionadas con el ocio nocturno, aunque «cuando hay mucha gente por la calle en los fines de semana, es normal que haya más ruido», admite.

    Sobre esta cuestión, «es una batalla complicada», comenta Pep Vila, propietario de Sabana, dado que se trata de «algo cultural»: «La gente habla muy fuerte». No obstante, todos los locales de la ciudad actúan en la misma línea: «Si hay alguien haciendo ruido en la puerta, lo invitamos a marcharse», cuenta Vila, a lo que Pep Cuerba, Javier Crespo y David Medina, al frente del SoldeNit, añaden: «Cuando cerramos el local, salimos todos a la calle, disuadimos a la gente y si alguien hace ruido, le decimos que el próximo día no le dejaremos entrar». Dicen que en general no se encuentran con problemas, «porque la clientela ya nos conoce y saben que hay que comportarse».

    Por su lado, el gerente de La Fàbrica, Sam López, puntualiza que el ruido suele ser un problema de los meses de verano, porque el buen tiempo invita a que la gente se quede más rato por la calle y, además, «enfrente de La Fàbrica tenemos un paseo...». Coincide con que es un problema «mucho más difícil de controlar por nuestra parte», aunque intentan tomar cartas en el asunto, evitando que la gente se quede charlando en las puertas del local. Además, «intentamos que el equipo de seguridad haga alguna ronda por el Passeig Mata».

    La pospandemia, una inflexión

    Sam López cuenta que en la pospandemia hubo un boom con cierto descontrol por parte de los usuarios. «Se notaba que la gente tenía muchas ganas de salir, a darlo todo. Había una generación que todavía no había salido nunca de fiesta, y se notó», expone.

    Cuenta que hubo cierto salto generacional, «porque habitualmente, cuando empiezas a salir de fiesta, tienes a una generación por delante que traspasa el cómo comportarse, y esto con la pandemia se perdió y la gente salía descontrolada». Todo ello se tradujo en un aumento de incivismo relacionado con el ocio nocturno en 2022. Pero pasado este pico, y tras llevar a cabo varias acciones y campañas de concienciación, los actos incívicos se han conseguido rebajar de forma importante.

    La concejala de Seguretat Ciutadana i Convivència, Dolors Vázquez, cuenta que ya hace más de año y medio que el Ayuntamiento optó por trabajar intensamente con el ocio nocturno, con reuniones con el sector y también Guàrdia Urbana y Mossos. «Y hay que felicitarles», subraya. Desde SoldeNit recuerdan que las reuniones son periódicas y remarcan la necesidad de que todo el sector vaya a una, «para seguir teniendo un ocio nocturno de calidad». Además, agradecen la presencia policial.

    Limpiando parte de la calle

    Los locales de ocio nocturno también se han implicado en limpiar parte de la vía pública, la más cercana a su local. En el caso concreto de La Fàbrica, se hace alguna ronda por el Passeig Mata para limpiar restos que puedan haber de botellón. También desde Sabana cuentan que, al finalizar la noche, recogen la suciedad que pueda haber quedado en su parte de fachada, barren y pasan algo de agua con una manguera. También se han llevado a cabo acciones desde el interior del local para evitar que la clientela orine en la calle. «Pusimos carteles en el interior recordando que vayan al lavabo antes de salir», recuerda Pep Vila, propietario de Sabana. Todo con el objetivo de intentar reducir las molestias y suciedad en la vía pública.

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