Expertos hacen un balance del año en una mesa redonda (I)

Cuatro expertos en la gestión de la lucha contra la Covid-19 hacen balance, en una mesa redonda ‘online’ organizada por el ‘Diari’, del primer año de pandemia

13 marzo 2021 09:38 | Actualizado a 13 marzo 2021 10:01
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Mañana hará justo un año que el Gobierno de España decretaba el estado de alarma en todo el país para hacer frente a la expansión de la Covid-19. Era el 14 de marzo de 2020 cuando, después de que los acontecimientos se precipitasen en una semana de vértigo, un Consejo de Ministros extraordinario aprobaba un mecanismo que contempla la Constitución española y que buscaba –textualmente– «garantizar la protección de la salud de los ciudadanos, la contención de la enfermedad y el refuerzo del sistema de salud pública». Entre las muchas restricciones que imponía este primer estado de alarma destacaba la del confinamiento obligatorio de toda la población durante ocho largas semanas.

Hoy, un año después, el Diari de Tarragona ha reunido en una mesa redonda ‘on-line’ a cuatro personas expertas en la gestión de la lucha contra esta pandemia para analizar lo que ha pasado en este último año. Se trata de Josep Lluís Domingo, investigador y catedrático de Toxicología y Salud Medioambiental de la Facultat de Medicina de la URV; Mireia García-Villarrubia, médico de familia y vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona; Conrad Casas, subdirector de la Agència de Salut Pública del Camp de Tarragona, e Imma Solé, subdirectora general de Coordinació i Gestió d’Emergències de Protecció Civil.

Cada uno de ellos, en sus respectivos ámbitos de trabajo, representan diferentes campos que han tenido, están teniendo y tendrán un papel importante en la carrera de fondo que supone luchar contra la Covid-19: la investigación, la salud pública, la sanidad y la gestión de las emergencias.

A la hora de preparar el guion de esta mesa redonda fueron muchísimas las preguntas e incógnitas a tratar sobre un tema que ha monopolizado nuestras vidas en los últimos 12 meses. 

Por ello, el Diari decidió finalmente dividir la mesa redonda de manera cronológica, en cuatro bloques en los que los expertos pudiesen explicar sus recuerdos, inquietudes, críticas, reflexiones, opiniones, etc., de todo lo que ha pasado: el inicio de todo (las ocho semanas de confinamiento domiciliario), la primera desescalada y el verano, la segunda y tercera ola, y el futuro.

El inicio de todo (el primer estado de alarma)

Incertidumbre, miedo, angustia, desconocimiento sobre a qué nos estábamos enfrentando... La Covid-19 llegó como un tsunami haciendo temblar todo nuestro sistema del bienestar. ¿Nos cogió por sorpresa? El investigador de la URV Josep Lluís Domingo reconoce que «me sorprendió la irrupción del virus, pero ahora me sorprende que me sorprendiese. A los chinos, no tanto. También me sorprendió, al inicio, que un país tan potente como Estados Unidos no fuese informado de lo que estaba pasando en China y también me sorprendió que no se tomasen medidas antes».

Domingo también recuerda que «en aquellas primeras semanas fui muy crítico con la OMS porque tardó en tomar medidas radicales. Era un tema que afectaba a todo el mundo y se llevó muy mal a nivel internacional. Mi opinión es que para ciertos especialistas en la materia no tenía que haber sido una sorpresa porque ya habíamos vivido anteriormente otros virus como el SARS, así que era algo que podía pasar».
Mireia García-Villarrubia reconoce que «aunque nos habíamos formado y habíamos hecho protocolos para combatir otras amenazas sanitarias como la gripe aviar o el ébola, la Covid nos la encontramos de un día para otro». Por eso, esta médico de familia recuerda que «los inicios fueron difíciles para todos. Cada dos semanas cambiábamos protocolos, los médicos también vivimos en primera línea la dificultad para encontrar EPI, fueron momentos de supervivencia para encontrar material. También recuerdo la poca experiencia que teníamos de coordinación entre Vigilancia Epidemiológica y el resto del sistema sanitario».

Cambios organizativos

La vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona opina que la dificultad de aquellos primeros días de trabajo contra el coronavirus fueron más difíciles «porque tuvimos que hacer unos cambios organizativos y estructurales muy grandes. Entre todos lo hicimos lo mejor posible. También recuerdo muchos cambios de guardia para intentar ayudar a compañeros, etc. Durante estas semanas floreció la solidaridad y compañerismo de los equipos, que nos fortaleció como grupo. La incertidumbre nos tocó mucho a los médicos y por suerte esto fue cambiando».

Conrad Casas, subdirector de la Agència de Salut Pública del Camp de Tarragona, es de la opinión de que «lo hemos vivido todo tan deprisa que muchas de las cosas no las hemos podido acabar de asimilar todavía».

La magnitud

Casas reconoce que aunque «éramos conscientes de que una situación pandémica la podíamos tener, porque habíamos vivido amenazas previas, no nos la esperábamos con la magnitud que nos llegó. Teníamos los protocolos porque habíamos trabajado en la época del SARS para pocos casos y siempre pensando que estos serían importados, que vendrían de fuera. Esto nos cogió con el pie cambiado a todos. Además era una enfermedad nueva de la que no conocíamos muchas cosas e íbamos actuando muy reactivamente, a día a día. Era como una especie de situación de guerra, en la que tienes un enemigo delante y tienes que intentar superarlo».

El subdirector de la Agència de Salut Pública recuerda aquellas primeras semanas de estado de alarma «con  una exigencia del trabajo como nunca la había tenido. Todos los esquemas que tenía saltaron por los aires y en la época de confinamiento no había diferencia entre un lunes o un domingo, porque el ritmo de trabajo era el mismo. También te veías siempre un poco desbordado: por muchas horas que echases acababas el día y todavía te quedaba muchísimo por hacer. También sentías impotencia, porque a pesar de los esfuerzos que todo el sistema sanitario ponía siempre íbamos corriendo detrás del virus».

Carencias

Casas también reconoce carencias a nivel organizativo. «Una de las grandes carencias que teníamos, y que éramos conscientes de que la teníamos, era que los sistemas de información que teníamos no había ninguno que hablase entre ellos. Si recordáis, aquellas primeras semanas había bailes de cifras. Esto nos llevó en algunos momentos a la Salud Pública a una sensación de incomprensión de si lo que estábamos haciendo era lo correcto. Porque la epidemiología, a veces, es una ciencia un poco fría porque no tienes un enfermo al que tienes que salvar la vida, sino que estamos acostumbrados a trabajar con números, estadísticas y curvas y esto es frío. Y necesitas tu tiempo para contrastar los datos, revisarlas, validarlas, porque no toda la información que te llega es correcta. Y esto combinarlo con la necesidad que había de información al minuto nos llevaba a una situación de estrés que era muy complicada de gestionar».

Desde el ámbito de la protección, Imma Solé reconoce que «los inicios fueron complicados también para nosotros, porque la situación nos superó un poco a todos». La subdirectora general de Coordinació i Gestió d’Emergències de Protecció Civil recuerda que «a partir del 12 de marzo ya estábamos en emergencia y así nos mantenemos aún. Creo que el Pla de Protecció Civil de Catalunya (Procitat) ha ido muy bien, ya lo teníamos desde 2009 y lo habíamos ido trabajando. Pero no nos habíamos encontrado con tenerlo que aplicar con este sentido y afectación tan grande para la población».

Trabajo transversal

Solé pone en valor el trabajo transversal: «Desde Protecció Civil existía esta coordinación para que se pudiesen implantar las medidas de salud, que en el fondo es lo que perseguimos: que estas necesidades que tenía Salut para evitar los contagios se pudiesen implantar. Hicimos un gran trabajo desde el ámbito de los comités técnicos del Procicat, en los que se reunían los representantes de diferentes departamentos y que trabajamos para que se uniese todo el mundo (cultura, deportes, empresa, etc.)».
Solé también destaca el trabajo que se hizo desde el Centre d’Emergències de Catalunya, desde donde se coordinó cómo se implantaban las medidas en todo el territorio para que la afectación del virus fuese mínima. «Fue una situación complicada porque nunca habíamos vivido un confinamiento total de la población».

La desescalada (el verano y la ‘nueva normalidad’)

A mediados de mayo del año pasado, y después de ocho duras semanas de confinamiento domiciliario, el Gobierno de España aprobaba un plan de desescalada por fases que nos tenía que llevar a una ‘nueva normalidad’. Hace pocos días, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconocía en el Congreso de los Diputados que se precipitaron a la hora de aplicar esta desescalada. ¿Qué se hizo mal entonces? ¿Se relajó demasiado la población? ¿Faltó un buen trabajo de rastreo del virus?

Efecto ‘yo-yó’

Para Josep Lluís Domingo «pasó lo que yo llamo el efecto yo-yó. De todas formas, el comportamiento de la gente ha sido el que tenía que ser, porque la información a la sociedad en general ha fallado muchísimo». Sobre este aspecto, el investigador de la URV incide en que «estoy horrorizado de muchos debates que se organizan por televisión, muy pobres. Pero aún no ha salido nadie en ninguna televisión a explicar algo tan sencillo como qué es un virus. La gente aún no sabe qué es un virus. Se piensan que es una cosa viva que te puedes tragar o comer. La gente lavaba la compra cuando venía de un supermercado, o utilizaba guantes. O las mascarillas, sobre las que la OMS llegó a decir una serie de barbaridades, como que no eran necesarias, cuando estamos ante un virus respiratorio. O la distancia social. Primero no hacía falta mascarilla por la calle, después distancia de dos metros, etc. Han mareado totalmente a la población. A la población no se le puede pedir responsabilidad cuando en realidad no sabía qué tenía que hacer».

Desescalada rápida

Por su parte, Mireia García Villarrubia considera que en verano quedó patente «la enorme dificultad que supone en esta crisis equilibrar la salud y la economía. Se quiso hacer una desescalada de forma gradual, pero según mi opinión se quiso correr demasiado en las fases, sin ver los resultados de la apertura de cada fase. Nosotros, los médicos, luchamos contra todo esto, pero en dos meses todos estábamos en la calle». 

Información a la ciudadanía

La vicepresidenta del Col·legi de Metges de Tarragona coincide con Domingo en el tema de la información a la ciudadanía. «La gente no sabía qué era un virus y la volvimos a poner en la vida normal sin explicarles muy bien qué estaba pasando y que ellos pudiesen interpretar qué tenían que hacer para no contagiarse. Los cambios de conducta son muy difíciles, pero eduquemos a la gente. Tenemos que aprovechar esta pandemia para potenciar la educación», explica García-Villarrubia, quien también reconoce que «todos los esfuerzos en verano tenían que pasar por mejorar el rastreo para evitar los contactos. Acabábamos de salir de un confinamiento total y en aquel momento era cuando Vigilancia Epidemiológica tenía que haber cogido todos los recursos humanos y mejorar su sistema informático. Se hizo una infrafinanciación del rastreo. Hubo un momento en el que teníamos dos personas diferentes: el gestor covid y los rastreadores, y no sabíamos quién era cada uno, no se hablaban, y el trabajo del rastreo se hizo muy difícil en aquel momento».

Sobre este tema, el subdirector de la Agència de Salut Pública del Camp de Tarragona recuerda que en verano «fue un ‘prueba y error’ constante. Se desarrollaban herramientas aplicativas que después veías que no acababan de funcionar porque hay mucha diversidad de proveedores. No fue fácil encontrar rastreadores. No es fácil encontrar un epidemiólogo formado. A un médico de primaria no lo formas en 15 días, a un profesional de la UCI tampoco y a un epidemiólogo, tampoco. No teníamos y nos costó encontrarlos».

Por eso, Conrad Casas recuerda que «los primeros rastreos de contactos, en Salud Pública los empezamos a tener a finales de octubre y principios de noviembre, y los gestores de contactos (como los llamamos ahora) los hemos empezado a tener de forma operativa integrados en Salud Pública el 15 de febrero. Las cosas necesitan su tiempo. Ahora sí que empezamos a tener un buen sistema de rastreo capaz de hacer frente a esta pandemia, pero también a otras que puedan venir».

Aspectos positivos

Casas también pone en valor cosas positivas que se hicieron en verano, ya que «estábamos un poco más tranquilos y pudimos trabajar todo un poco más a fondo, en cuanto a protocolos. Por ejemplo en las residencias, que antes de la pandemia no eran lugares sanitarizados y los profesionales que trabajaban no tenían formación, no sabían cómo se trataba a los enfermos, etc. O trabajar algo que sabíamos que nos vendría encima y que habíamos hecho mal la primera fase: cerrar los colegios. Vimos que la escuela no era una fuente de transmisión del virus y queríamos que los colegios abriesen en septiembre y en verano hubo un trabajo intenso de colaboración entre Educació y Salut para hacer los protocolos de cómo abrir las escuelas con total seguridad».

Autoprotección

Desde Protecció Civil se recuerda la fase de desescalada y el verano como «un periodo complicado para hacer el seguimiento de cuáles eran las necesidades dependiendo de la situación epidemiológica y asistencial que había», comenta Imma Solé. En este sentido, en todos los planes de Protecció Civil, según explica Solé, «una de nuestras obsesiones es que las personas entiendan cuáles son las medidas de autoprotección que pueden ellos aplicar ante una situación de riesgo. Es imposible que todo el mundo tenga al lado a un bombero, un médico o un policía. Por lo que tenemos que conocer cuál es nuestra actitud ante determinadas situaciones».

Por eso, en verano trabajaron mucho en intentar inculcar a la población aspectos como «el comportamiento en la distancia, con la ventilación (por ejemplo que los espacios exteriores son mejores que los interiores, o que tener la ventana abierta es importante), tener cuidado con los contagios (que una persona sea tu madre no significa que el riesgo no exista). Pero en periodos de relajación de las medidas como fue el verano o más recientemente la Navidad nos ha costado mucho que la población entienda estos conceptos».

(Sigue: Expertos hacen balance del año en una mesa redonda (II))

 

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