Sopa de Cabra irrumpieron en el panorama musical en 1986 con un disco homónimo que incluía L’empordá, canción destinada a cambiar el rumbo de los acontecimientos y convertirles en referencia del denominado ‘rock catalán’, que en poco tiempo se convertiría en tendencia. A su auge contribuyó la banda gerundense con clásicos como El far del Sud, Camins, Podré tornar enrera, El boig de la ciutat o Si et quedes amb mi, este último el primer número 1 del rock cantado en catalán en la lista de Los 40 Principales. Quince años después de su debut, se tomaron un descanso de diez años que comenzó en 2001 y terminó en 2011. Ahora el grupo está de gira celebrando su treinta aniversario y tiene nuevo disco: Cercles. Mañana, a las nueve de la noche, actuarán en el Teatre Fortuny de Reus
- Es la cuarta vez que tocan en la provincia de Tarragona en cinco años. Han pasado por una plaza de toros, un parque y ahora un teatro. ¿Se adaptan a cualquier recinto?
- La trayectoria del grupo es bastante larga y el repertorio bastante amplio como para poder adaptarnos a diversos formatos sin dejar de ser nosotros mismo. Más que un esfuerzo es una suerte. Si sólo fuésemos un grupo de fiesta mayor tendríamos que renunciar a más de la mitad de nuestro repertorio.
- ¿Cambia mucho un concierto de hacerse en un estadio de fútbol o un teatro?
- Cada espacio da diferentes posibilidades. No es lo mismo la energía que se despliega en una sala como Razzmatazz, por ejemplo, que el matiz emocional que permite un teatro o un auditorio o la experiencia colectiva que se vive en un gran espacio, ya sea un Palau Sant Jordi, un Estadi Olímpic o una plaza de toros.
- ¿La actitud de la banda sobre el escenario también es diferente?
- Sobre todo, lo que cambia es la curva emocional del concierto. Un gran espacio, por ejemplo, pide un inicio contundente y quizá permite uno o dos momentos más íntimos antes del ecuador del repertorio y de desplegar una línea ascendente de energía que culmine con un clímax final.
- ¿Y un teatro?
- La proximidad y la acústica de un teatro permiten otro tipo de recorrido emocional. La música ocupa un espacio y una atención más allá de la fiesta y el diálogo con el público es más directo y personalizado. Y quizá más rico y complejo.
- ¿Cómo se comporta el público sentado?
- El público tiene menos distracciones y menos obstáculos para conectar con los matices, y eso hace que la comunicación y el diálogo que se establecen puedan ser más exigentes.
- ¿Por qué decidieron hacer otra gira después de ‘3,2,1...’?
- Para presentar el disco Cercles que estábamos grabando durante la gira 3,2,1..., que se llamaba así porque estaba formada por tres único conciertos: Sant Feliu de Guixols, Mataró y Cambrils. Después de la gira de Cercles ha venido la gira 30 anys, 3 ciutats paras celebrar nuestro treinta aniversarios, que culminará en primavera o veranos de 2017.
- ‘Cercles’ es su primer disco de estudio en 15 años. ¿Por qué han tardado tanto en sacar temas nuevos?
- Después de los tres conciertos en el Palau Sant Jordi, los dos en el Pavelló de Fontajau de Girona, el de la plaza de toros de Tarragona y el que hicimos en Palma en septiembre de 2011 para celebrar los 25 años de Sopa de Cabra, un disco con nuevas canciones nos parecía el reto más grande que podíamos asumir.
- Y lo asumieron.
- El motor de la banda siempre ha sido la ilusión que generan nuestros retos. Hacer convivir nuevas canciones con un repertorio lleno de canciones que forman parte del cancionero popular era lo más alentador que nos podíamos plantear. Y el resultado ha sido inmejorable.
- ¿Qué ha supuesto este álbum para Sopa de Cabra?
- Ser una banda no solo con un gran pasado, sino también con presente y futuro. Supone sentirnos vivos y en evolución. Supone arriesgar y no dormir.
- ¿Por dónde pasa su futuro?
- Vamos a prorrogar esta celebración con algunos conciertos el próximo año en espacios limitados mientras nos planteamos el futuro, que pasará por nuevo material seguro, no sé si en dos o tres años. Tenemos material sobrante del último disco y nuevas ideas.
- Buena noticia para sus fans.
- Para una banda que lleva treinta años es importante plantearte retos diferentes siempre o hacer cosas que no hayas hecho, para no tener sensación de deja vu. Después de diez años separados asumimos que siempre vamos a ser músicos. Siempre seré el cantante de Sopa de Cabra y eso está bien.
- En esta gira han vuelto a tocar en Madrid.
- Fue como darnos un regalo a nosotros mismos porque hacía veinte años que no íbamos a Madrid. Teníamos muchas ganas de reencontrarnos con la gente de allí, además en nuestro mejor momento como banda. Para nosotros, Madrid es casa, ha sabido siempre acoger el rock mejor que Barcelona.
- El idioma no es una barrera para ustedes ni tampoco para otra bandas como Manel, que ha alcanzado números uno cantando en catalán.
- Ya no se identifica una lengua con un partido o una ideología. Ahora el mensaje está por encima de la lengua, que es una herramienta, un instrumento, así que cuantos más conozcas mejor. Es un placer ver a las jóvenes bandas que no tienen ningún tabú en este sentido. No pasa nada, todo es rock and roll.
