El jefe de la portería del Reus: "Tengo la suerte de trabajar con tres animales"

El Reus disfruta de un momento de esplendor bajo palos. Las actuaciones recientes de sus tres porteros han sido decisivas: Álvaro Pacheco brilló en la Copa del Rey ante el Europa y es el titular actualmente, Pepo Campanera coronó sus buens actuaciones con un penalti detenido al Barça en el Johan Cruyff y Dani Parra firmó una actuación sobresaliente en el Torneig d'Històrics, además de un gran inicio de liga. Tres nombres, tres historias distintas, pero una misma raíz: el trabajo diario que dirige Alberto Pérez, el responsable de una portería en la que el esfuerzo, la preparación y la confianza son tan importantes como los reflejos.

No oculta el vínculo especial que le une a los tres: “Personalmente tengo la suerte de haber podido trabajar con todos ellos anteriormente”, explica. “Son porteros que ya saben cómo veo la portería y qué quiero de cada situación del juego, en gran parte gracias a un maestro de la portería como Manuel Oliva”, actual entrenador de porteros del Nàstic y cuya forma de trabajar ha creado escuela.

Con Pepo Campanera la relación viene de lejos: “Llevamos más tiempo trabajando juntos en Reus, ya que tiene continuidad desde el año pasado. Además, en su etapa de juvenil ya lo entrené en el Nàstic”, recuerda. El vínculo con Dani Parra sigue un patrón parecido: “Él terminó el año pasado entrenando con nosotros, ya que no podía firmar por ningún equipo. También había coincidido con él durante dos temporadas en la Pobla, antes de que diera el salto al primer equipo del Nàstic”.

El caso de Álvaro Pacheco, protagonista en el encuentro copero al parar dos penaltis, es diferente. “Cuando era cadete de segundo año fichó por el Nàstic. Yo trabajaba como entrenador de porteros del Juvenil A y de la Pobla, y desde el primer día que lo vi aposté por él, subiéndolo a la dinámica del Juvenil A durante la semana y haciendo el trabajo específico conmigo, junto con el que hacía con su equipo y su entrenador de porteros, Josep Aragonès. Solo tuve la oportunidad de entrenarlo un año, ya que firmó por el Espanyol, donde estuvo cuatro temporadas”.

Pérez describe un día a día marcado por la exigencia de la liga: “La rutina nos la marca la competición. Tenemos unos objetivos muy claros de lo que queremos de cada portero, desde su paso por la Fundació Futbol Base Reus –donde también soy entrenador en la etapa de fútbol 11– hasta el primer equipo. Cada semana, los entrenamientos están condicionados para recrear las situaciones que puedan encontrarse el día del partido”.

Habla con orgullo del ambiente que se respira en la portería del Reus: “Tengo la suerte de trabajar con tres animales bajo palos, donde la competencia es muy buena y sana. Entre los tres se ayudan y se animan a seguir mejorando, y creo que esa es la clave de la buena dinámica”.

Pérez también dedica tiempo al estudio minucioso de los penaltis, una de las facetas más determinantes para un portero: “Lo que hacemos es estudiar a los posibles lanzadores e intentar encontrar la máxima información sobre ellos, ya sea de esta temporada o de anteriores. Yo siempre les doy la información y, después, son ellos los que lo ejecutan. Así que los verdaderos protagonistas son ellos, que son muy buenos”.

Y entre tanto trabajo, también hay espacio para los momentos que se quedan grabados: “Recuerdo cuando tuvimos que entrar al vestuario, cuando el árbitro detuvo la tanda de penaltis ante el Europa, después de que Álvaro parara el primer penalti. Conversábamos sobre cómo actuar si se tuviera que repetir, y fue un momento gracioso. Le dije que hablara de cualquier cosa que no fuera de fútbol con el rival, que se mostrara muy tranquilo. Mentalmente, Álvaro es muy fuerte, es un portero con mucho carácter”.

Esa anécdota resume la filosofía de Alberto Pérez: trabajo meticuloso, atención al detalle y fortaleza mental. Bajo su guía, la portería del Reus se ha convertido en un laboratorio de esfuerzo y confianza, donde cada entrenamiento se vive con intensidad y cada partido se afronta como una oportunidad para crecer. Como hermanos, como ellos siempre dicen.